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El principio del fin de un viejo movimiento

Quienes urdieron la operación o la emboscada armada consiguieron en buena medida su objetivo. "Montejurra 76 generó mucho miedo y dio comienzo a la disgregación del carlismo democrático", explica José Ángel Pérez Nievas. El viejo letrado aún conserva en su retina la reprimenda de la madre de una joven herida de bala aquel 9 de mayo. "Nos decía: 'Nunca más dejaré que se meta en estos líos, nunca más con los carlistas'. Y realmente, después de aquello, muchos ya no fueron los mismos. Se alejaron en silencio".

Los enfrentamientos de Montejurra 76 hicieron creer a muchos que la división en el seno del carlismo ponía en riesgo la incipiente convivencia democrática de España. El amplio movimiento social amalgamado alrededor del carlismo durante la dictadura se disgregó con rapidez en múltiples direcciones en cuanto la democracia trajo la libertad de partidos.

Buena parte de sus simpatizantes e incluso dirigentes acabaron en partidos nacionalistas vascos. Unos pocos intentaron desde los Grupos de Acción Carlista (GAC) plantar resistencia armada al franquismo y acabaron colaborando con ETA, y otros han formado parte de Batasuna. Otros confluyeron con el socialismo e incluso en opciones comunistas.

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