El tren alemán coge velocidad
La economía del país se recupera en 2006, pero no retoma su papel de 'locomotora' de la UE
Los alemanes parecen últimamente dados a los extremos. Del optimismo más dramático, que asolaba el año pasado el espíritu del país, y con ello su economía, han pasado a la euforia. La mejoría de ánimo ha venido en parte de la mano del cambio de Gobierno, que infunde esperanzas renovadas, pero también de los numerosos indicadores positivos, que ya se dejaban ver tímidamente en los últimos meses del ex canciller Gerhard Schröder en el poder. Si el año pasado el empeño de los políticos era luchar contra el pesimismo, que deprimía el consumo, hoy los economistas advierten de que no hay que exagerar la euforia porque, como tituló hace dos semanas el dominical Frankfurter Allgemeine Sonntagszeitung: "Hoy la cima, mañana el descenso".
El crecimiento será este año de un 1,8%, el mejor registro desde 2000
Gobierno e institutos de investigación pronostican una ralentización para 2007
Y es que, si los expertos aciertan, la economía alemana se recuperará este año, pero el tirón remitirá en 2007. Según los seis principales institutos de investigación económica, que publicaron su informe semestral de primavera la semana pasada, Alemania crecerá en 2006 un 1,8%, lo que supondría el mayor aumento desde el año 2000 y permitiría por primera vez en cinco años volver a cumplir el Pacto de Estabilidad, que obliga a reducir el déficit público por debajo del 3% del PIB.
El Gobierno parte de un crecimiento del 1,6%, mientras que el Fondo Monetario Internacional (FMI) augura un más modesto 1,3%. Los bancos, por su parte, fantasean con incrementos del PIB de hasta el 2,2%, si bien todas las previsiones advierten del riesgo que supone el alza en el precio del petróleo.
El impulso sigue propiciado por el sector exterior y se debe a la buena salud de la economía mundial en 2006. Pero por primera vez contribuirá también a tirar del carro la demanda interna. La industria se está animando a realizar más inversiones en bienes de equipo y el sector de la construcción comienza a despertar de un largo estado de coma. No en vano, la confianza de los empresarios, cuantificada por el índice Ifo, se sitúa ya a niveles de hace 15 años después de cinco meses de ascenso continuo.
La novedad en la demanda interna es la incipiente alza del consumo, animada por la oleada de optimismo, el Mundial de Fútbol que acogerá el país en junio y el temor a la anunciada subida del IVA de tres puntos en 2007. Según el experto de la Sociedad de Investigación del Consumo (GfK) Rolf Bürkl, muchos amantes del fútbol comprarán antes del Mundial televisores y grabadores de DVD nuevos. "Una buena actuación de la selección alemana en la competición podría apoyar este efecto positivo", concluye Bürkl.
Pero como después de la cima viene el descenso, todas las predicciones recogen que la situación empeorará el año que viene. Los institutos económicos auguran para 2007 un crecimiento económico de un 1,2%, mientras que el Gobierno prevé apenas un 1%. Sólo la subida del IVA, prevista para el próximo mes de enero, se comerá medio punto de crecimiento del producto interior bruto (PIB), opinaron los institutos.
Otros factores que frenarán el impulso en 2007 son la desaceleración de la economía mundial, que se sentirá en las exportaciones alemanas, y una política monetaria más restrictiva del Banco Central Europeo (BCE). El paro -hoy situado en el 11,5%- se mantendrá en tasas similares.
¿Y después de 2007? El pronóstico del Ministerio de Economía alemán es que el crecimiento será del 1,5% anual hasta 2010, lo cual no es mal dato desde el punto de vista actual, pero que parece insuficiente para devolver a Alemania su añorado papel de locomotora de Europa. Esa función sólo la podrá recuperar si el Gobierno de gran coalición entre los socialdemócratas del SPD y los democristianos de la CDU/CSU aprovecha el impulso coyuntural de este año para introducir profundas reformas, según el economista del Archivo de la Economía Mundial de Hamburgo (HWWA), Eckhardt Wohlers.
"El Gobierno ha hecho bastante para reforzar el impulso actual, al menos ha puesto en marcha medidas que estimularán la coyuntura. Pero no se ha hecho suficiente para poner fin a la fase de crecimiento débil. Todo lo contrario. Para eso habría que hacer mucho más", concluye Wohlers.
"El problema de fondo es asumir que en Alemania tenemos un problema de coyuntura", apunta Joachim Scheide, del Instituto de Economía Mundial (IfW) de Kiel, refiriéndose a los problemas estructurales del país. "La perspectiva a medio plazo del crecimiento no ha mejorado con las medidas que ha tomado el Gobierno, y la del desempleo tampoco da signos de mejoría. No se trata de animar a la coyuntura para que crezca el próximo año sino de hacer una política de crecimiento sostenido y para ello hay que crear las condiciones propicias. Pero no vemos que el Gobierno tenga una estrategia a este respecto, no sabemos hacia dónde va".
Roland Döhrn, del Instituto RWI de Essen, es más benévolo con el equipo de la canciller alemana Angela Merkel: "El paquete de reformas que necesita Alemania es descomunal y no se le puede pedir al Gobierno que lo haga en cinco meses. Pero esos planes ya se vislumbran: se está trabajando en una reforma del impuesto de sociedades, de la sanidad pública... Pero hay otras áreas en las que también hacen falta reformas. En el mercado laboral, por ejemplo, el contrato de coalición ya estableció que no se moverá nada en ese campo en los próximos años".
El IVA, solución y problema
El aumento del IVA fue la promesa electoral más polémica de la canciller democristiana Angela Merkel que, queriendo infundir confianza con su sinceridad, regaló a su predecesor, Gerhard Schröder, un perfecto argumento para su campaña y acabó espantando a algunos votantes de la CDU/ CSU. A pesar de la inicial resistencia de los socialdemócratas, la subida de tres puntos de este impuesto acabó anclada en los acuerdos de coalición y hoy la defiende a ultranza el ministro de Finanzas, Peer Steinbrück (socialdemócrata).
En origen, esta enorme rueda de molino con la que los alemanes tendrán que comulgar dentro de ocho meses iba a servir para reducir la contribución al seguro de desempleo del 6,5% al 4,5%. Así lo había previsto Merkel en su programa electoral para dar un fuerte impulso a la creación de empleo. Pero en el camino hubo que hacer concesiones y ya sólo uno de esos tres puntos porcentuales servirá para tal fin. El resto se dedicará a consolidar el presupuesto federal y a sanear las maltrechas finanzas de los Estados federados.
Los seis principales institutos de investigación económica sostienen que el impulso negativo de esa subida no quedará compensado con la reducción de la contribución al seguro de desempleo. Es más, provocará un efecto inflacionista -entre 1 y 1,5 puntos porcentuales, según el Bundesbank-, que se hará sentir en la zona euro y devorará medio punto del crecimiento alemán en 2007. El Bundesbank no cree, además, que contribuya de manera notable a crear empleo.
La mayoría de los economistas coincide en que la única virtud de esta medida será el efecto que provocará sobre el consumo este año, cuando muchos se lanzarán a realizar antes de enero las grandes compras que ya tenían previstas para así evitar el desembolso adicional.
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