Jaque del petróleo

La escalada en el precio del crudo está golpeando a consumidores y economías, y también a las empresas intensivas en el uso del petróleo. Entre las compañías más afectadas están las de logística y las de transporte aéreo y por carretera. En el caso de estas últimas, el gasóleo representa el 20% de sus costes y llenar el depósito de uno de sus autobuses cuesta hoy casi un 8,5% más que en enero. Hay sectores que ya empiezan a movilizarse y a exigir compensaciones, como es el caso de los agricultores.

Y es que el precio del crudo oscila entre los 70 y los 75 dólares, y el FMI (Fondo Monetario Internacional) cree que puede alcanzar los 80 a mediados de año. Este aumento está alentado por el riesgo bélico en Irán, la pujanza económica de China e India y la disminución de las llamadas reservas ociosas (el volumen de petróleo que un país o empresa puede poner en producción en el plazo de 30 días a partir del momento que se detecta escasez en el mercado, y que pueden producirse al menos durante 90 días).

Hay otra cara en la moneda. Las petroleras van a lograr de nuevo resultados históricos este año gracias a los precios del crudo y a unos jugosos márgenes en refino. A Repsol YPF, según algunos analistas, un dólar de variación en el precio del barril Brent le supone una oscilación de algo menos de 50 millones de dólares en sus resultados operativos.

Para los inversores bursátiles también hay múltiples oportunidades. Los aficionados al riesgo pueden tomar posiciones en el sector petrolero o comprar acciones de compañías complementarias, como refineras, fabricantes de tubos o constructoras de plataformas. Los más conservadores pueden centrarse en valores o fondos vinculados a las energia alternativas o biocombustibles, que empiezan a perfilarse como la única opción para la energía del futuro.