Camps dice que las críticas al urbanismo sólo son para justificar la derogación del trasvase
El presidente arremete en Madrid contra el Gobierno por la política hídrica y ferroviaria
El presidente de la Generalitat, Francisco Camps, aseguró ayer que las críticas al urbanismo valenciano son "la justificación para que no venga el trasvase del Ebro". Camps, en un desayuno con representantes de la economía española y altos cargos del PP nacional celebrado en Madrid, afirmó que se "trata de una crítica organizada contra la Comunidad Valenciana" orquestada por el Gobierno socialista "y sus amigotes de Bruselas". El jefe del Consell calificó de "patraña" todo lo que se está diciendo por ahí acerca del modelo urbanístico valenciano.
"Ha habido un ataque organizado por el Gobierno y sus amigotes de Bruselas"
Camps, en una jornada de trabajo en Madrid dedicada a promocionar la Comunidad Valenciana y exponer su ideario, acusó al Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero de maltratar a los valencianos. El jefe del Consell se quejó de que se quiera poner "sombra de duda" en el modelo turístico valenciano. "Quien tenga alguna duda que pregunte. Ha habido una crítica organizada contra la Comunidad Valenciana y casualmente ligada a la paralización del trasvase del Ebro, que hay que justificar como sea", sentenció Camps. En su argumentación, el jefe del Consell llegó a manifestar que los eurodiputados que visitaron la Comunidad Valenciana para obtener información sobre las miles de quejas relacionadas con el urbanismo y presentadas en el Parlamento Europeo "venían con la sentencia firmada" [en referencia al dictamen que obligó a acelerar la derogación de la Ley Reguladora de la Actividad Urbanística y que cuestiona algunos aspectos de la Ley Urbanística Valenciana].
El jefe del Ejecutivo valenciano insistió en que la Comunidad Valenciana tiene más territorio protegido que muchas otras regiones y enumeró un rosario de porcentajes y números destinado a convencer al auditorio de la bondad de su política urbanística. Respecto a la posibilidad de que el caso de Marbella sea exportable a la Comunidad Valenciana, Camps fue rotundo al negar que pueda darse un caso semejante.
El dirigente popular reclamó el apoyo de los asistentes, entre los que destacaban importantes empresarios del sector inmobiliario, la construcción y el transporte, para presionar al Gobierno central con el objetivo de que realice las inversiones necesarias en la Comunidad Valenciana en materia de AVE, infraestructuras y agua. Camps denunció que tres de los cinco grandes corredores ferroviarios que son rentables económicamente (Madrid-Valencia, Madrid-Alicante y Murcia-Barcelona) son los que no tienen alta velocidad. "El maltrato es evidente", reiteró Camps, que insistió en que este se inició con la derogación del trasvase del Ebro.
En este contexto, el líder de los populares valencianos afirmó que "la guerra del agua acabará cuando se asuma que no tiene sentido que se nos niegue el agua que se vierte al mar".
En su intervención ante un auditorio nutrido de empresarios, Camps volvió a defender la gestión del PP en los gobiernos autonómicos de Madrid, Comunidad Valenciana y Baleares, bautizados por los populares como eje de la prosperidad, como ejemplo de las políticas a seguir.
Tras el encuentro, celebrado en un céntrico hotel de Madrid por el Fórum Europa, Camps se reunió en la presidencia de la Comunidad de Madrid con Esperanza Aguirre con quien firmó un acuerdo de colaboración para el intercambio de "iniciativas culturales propias" y la coproducción de espectáculos teatrales. La primera obra que se sufragará conjuntamente será Cuento de invierno, una adaptación de la obra de Shakespeare, dirigida por la valenciana Magüi Mira.
Tras la firma de este convenio, que "representa una colaboración permanente en el terreno cultural" en palabras de Aguirre, el presidente de la Generalitat se reunió con embajadores y representantes diplomáticos de los 25 países de la Unión Europea para promocionar la imagen de la Comunidad Valenciana y explicarles los principales eventos previstos en los próximos años. En especial la Copa del América.
Por su parte, el consejero de Infraestructuras, José Ramón García Antón -que acompañó a Camps en su encuentro con empresarios junto con otros miembros del Consell- propuso ayer en Madrid que los gobiernos autonómicos elijan a los directores de los aeropuertos. García Antón, que participó en unas jornadas sobre gestión de aeropuertos, pidió otro modelo que no favorezca solo a Madrid y Barcelona.
España como nación y la huella del Papa
Camps se mostró ayer en Madrid como uno de los dirigentes del PP más disciplinados del partido. Tanto, que no le tembló el pulso para sacrificar en su intervención dos de los elementos más potentes de su discurso: los avances incluidos en la reforma del Estatut y la elección de Valencia como la única ciudad que pisará el Papa Benedicto XVI en su primera visita a España.
Sobre la reforma estatutaria Camps pasó de puntillas y al ser interpelado por la misma puso el acento en la españolidad del Estatut.
"Hay una definición de nación en el Estatuto, que es la nación española. Yo siento que haya gente que quiera despegarse de este proyecto [España] pero sí que hay una definición de nación: la española, la nuestra", sentenció el mismo Camps que juró en 2003 su cargo sobre Els Furs. Esta manifestación sobre la nación española arrancó la única salva de aplausos del auditorio.
El líder de los populares valencianos estuvo atento en todo momento al semblante del secretario general del PP, Ángel Acebes, y otros dirigentes como Esperanza Aguirre y Alberto Ruiz Gallardón que le arroparon en el acto. Mariano Rajoy pasó a saludar y hacerse la foto con Camps antes del coloquio y se marchó disparado a otro acto con el presidente de Navarra. Tanto extremó su celo Camps que al ser preguntado sobre el proceso abierto con el alto el fuego de ETA se limitó a decir: "Yo siempre sigo los pasos de los que saben en mi partido. Yo suscribo lo que mi partido y las personas que saben van diciendo todos los días".
El otro elemento potente que la Generalitat ha estado publicitando durante semanas, la visita de Benedicto XVI, tampoco fue utilizado por Camps. Presidencia desplegó su capacidad diplomática para lograr que entre los invitados al coloquio estuviese el Nuncio del Vaticano en España. Y cuando Camps fue interpelado por el interés del Gobierno y Rodríguez Zapatero por entrevistarse con el Papa el supuesto conflicto entre populares y socialistas se deshizo como un azucarillo.
"No sé si el Gobierno quiere hacerse una foto con el Papa. No está mal que el presidente se fotografíe con el Papa, pero su presencia tiene tanta potencia y proyección que lo que realmente importa será esa huella que dejará Benedicto XVI y no una fotografía o un titular efímero", dijo el presidente de la Generalitat. "Los titulares y las fotos, al día siguiente, serán viejos", sentenció.
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