"Dedico dos horas a contestar el correo"

Pepa Fernández lleva siete temporadas madrugando los fines de semana para dirigir y presentar No es un día cualquiera, el programa de RNE que obtuvo el Premio Ondas en 2002. Para dormir, apaga el móvil.

Pregunta. ¿Los ordenadores han cambiado su vida?

Respuesta. Sin duda. Cuando descubrí el ordenador, guardé la máquina de escribir. Me equivoco mucho cuando escribo y me pareció maravilloso que el ordenador permitiera corregir, borrar o cambiar un párrafo.

P. ¿Cuántos emplea?

R. En casa tengo dos de sobremesa y un portátil.

P. ¿Quién es su e-fontanero?

R. Mi hijo, que tiene 13 años, resuelve los problemas informáticos con naturalidad. Juan Morales, el subdirector del programa, me ha sacado de varios apuros informáticos.

P. ¿También emplea el ordenador en el trabajo?

R. Sí, utilizo un micrófono, un ordenador donde puedo leer las últimas noticias y otro con los mensajes de los escuchantes del programa. Gracias al ordenador la interacción es inmediata. Cuando no recuerdo quién dirigió una película, lo digo y rápidamente recibo un mensaje con el nombre.

P. ¿Responde usted a los correos que recibe en el programa?

R. Respondo a todos los mensajes que firmo. Algunos días dedico más de dos horas, después de finalizar el programa, a contestar el correo.

P. Así que el correo le ha aumentado el trabajo.

R. Sí, pero no me importa. Lo que me molesta son las personas que aprovechan el aparente anonimato del correo electrónico para insultar o descalificar.

P. ¿Cuál es el último artilugio tecnológico que ha comprado?

R. Es un regalo: una PDA con GPS.

P. ¿Ha puesto alguna foto en la pantalla del ordenador?

R. Un amigo me instaló una de Antonio Banderas. Él me enseña sus músculos y yo le miro atentamente.

P. ¿Manda mensajes con el teléfono móvil?

R. Sí, muchos... 20 o 25 al día.

P. ¿Y llamadas?

R. Paso mucho tiempo al día hablando por el móvil. Tengo dos teléfonos y pongo a cargar las baterías todas las noches.

P. ¿Qué le disgusta de los móviles?

R. No entiendo por qué algunos gritan cuando hablan por teléfono.