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El fundador de Enron se declara inocente de la quiebra de la firma

Kenneth Lay, fundador de la eléctrica Enron, se defendió ayer por primera vez en Houston (Tejas) por su papel en el fraude contable que llevó a la quiebra de la compañía en diciembre de 2001 y negó en rotundo haber engañado a los inversores sobre el estado financiero del grupo. Y, en un intento por hacerse con la simpatía del jurado que examina el caso, mostró su lado más humano al afirmar que el colapso de la eléctrica le dolió tanto como el dolor de perder a un ser querido.

El agujero contable destapado en Enron desató una crisis de confianza sin precedentes en Wall Street. Los dos principales gestores de la compañía se enfrentan después de cuatro años a un largo proceso que les puede llevar directos a la cárcel, si se les considera al final como los responsables de la trama financiera. La prisión o la libertad dependerá de la capacidad que tengan de convencer al jurado. Lay se presentó así como una persona trabajadora, creyente y que nunca pensó que se vería sometido a juicio de este fraude.

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