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Reportaje:Fútbol | 34ª jornada de Liga

Mark González, a toda velocidad

El chileno, cedido por el Liverpool, ha resultado clave en la mejoría de la Real Sociedad

Juan Morenilla

El fútbol de Mark González transcurre a la misma velocidad que lo ha hecho su vida. Nació hace 21 años en Durban, ciudad marítima de Suráfrica donde completó su carrera su padre, Raúl González, internacional con Chile; a los 10 años la familia se trasladó al país suramericano y Mark comenzó su carrera como futbolista; triunfó en el Universidad Católica, fue fichado por el Albacete en 2004, se rompió la rodilla y lo contrató el Liverpool, donde no puede jugar por problemas con su visado de trabajo; y ahora actúa cedido en la Real Sociedad.

A Mark González siempre le encantó el fútbol, por influencia de su padre, "pero en Suráfrica no es el deporte principal, allí aman el rugby". "Mi sueño era ser futbolista, pero apenas podía jugarlo en la escuela", recuerda Mark. El regreso a Chile solucionó el problema. Mark se apuntó al equipo del barrio y comenzó a obsesionarse tanto con el fútbol que su padre le amenazó con prohibirle jugar para que se centrara en los estudios. "Por suerte, mi padre me llevó luego al equipo de la Universidad Católica", explica el interior zurdo, que lanzó allí su carrera. Fue internacional sub 17, sub 20 y preolímpico sub 23, y debutó hace dos años con la selección absoluta frente a Costa Rica. En su segundo partido, contra Honduras, ya fue titular y marcó el gol del triunfo.

"Todo lo he conseguido con sacrificio. En Chile mi familia no tenía nada", dice el extremo realista

En 2004 llegó a la Liga española, al Albacete, donde explotó su velocidad hasta que en mayo de 2005 se rompió el ligamento cruzado de la rodilla en una caída tras marcar de cabeza. Los seis meses de baja -"pensé que no sería el de siempre", dijo- se solventaron con una buena noticia, su cesión con opción de compra al Liverpool de Rafa Benítez. Pero en Londres le esperaba otro revés. La Premier League no le concedió el permiso para jugar al ser un extranjero cuya selección no está entre las 70 mejores de la FIFA -Chile es la 72-. Una nueva cesión a la Real Sociedad le ha permitido volver a realizar su sueño, esta vez con el número 3 en la espalda, como su ídolo, Roberto Carlos. En 12 partidos suma cinco goles, como el del sábado al Villarreal, y ha maquillado los problemas de ataque de equipo de José Mari Bakero, su valedor como director deportivo del club.

Para los goles importantes sigue manteniendo la misma celebración, un beso a la cámara para su madre, Lorena, como el que dio cuando jugaba en la Universidad Católica y ella estaba enferma. "Siempre estuve muy pegado a ella. De pequeño me colgaba del balcón de nuestro apartamento, en un piso 47, con la ayuda de mi hermano Raúl. Cuando se enteró mi madre no pudo dormir bien en tres meses", confiesa Mark, humilde pese a su reciente éxito. "Yo no me agrando. En Suráfrica lo tenía todo, pero en Chile mi familia no tenía nada. Todo lo he conseguido con sacrificio".

Mark González, en un partido con la Real frente al Málaga.
Mark González, en un partido con la Real frente al Málaga.JESÚS URIARTE

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Sobre la firma

Juan Morenilla
Es redactor en la sección de Deportes. Estudió Comunicación Audiovisual. Trabajó en la delegación de EL PAÍS en Valencia entre 2000 y 2007. Desde entonces, en Madrid. Además de Deportes, también ha trabajado en la edición de América de EL PAÍS.

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