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Columna
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Cambio

"YO POR TANTO", escribió Luigi Pirandello (1867- 1936), "soy hijo del Caos, y no alegóricamente, porque he nacido en una parte de nuestra campiña que se encuentra en el interior de un intrincado bosque denominado en dialecto Càvasu por los habitantes de Girgenti... corrupción dialectal del genuino y antiguo vocablo griego Káos...". Se refiere el célebre escritor siciliano a Puerto Empédocles, un lugar muy próximo a Agrigento, de memoria ciertamente milenaria. De todas formas, al margen de lo aleatorio que es el lugar de nacimiento, incluso cuando se reviste de una etimología tan pintoresca, lo caótico del nativo de la antigua Káos fue, como en todos, el vivir, ese apurado negocio con el don de nuestra existencia.

Para adentrarse en ella, la de Pirandello, el también siciliano y escritor, y, por si fuera poco, oriundo del mismo Puerto Empédocles, Andrea Camilleri (1925) usó la fábula del "hijo cambiado", tan repetida en los cuentos populares como intimidante para cualquier niño un poco imaginativo. En realidad, Camilleri la emplea como título de la biografía de su admirado colega y paisano: Biografía del hijo cambiado. La novela de la vida de Luigi Pirandello (Gadir) y afirma que llegó a los ansiosos oídos del escritor siendo niño por boca de una de las criadas de su casa, Maria Stella, que de esta manera selló su destino, o, si se quiere, su contra-destino de escritor, pues escribir es un inventarse a sí mismo, dando curso libre a la fantasía.

"La vida o se vive o se escribe", afirmó Pirandello en cierta ocasión, haciendo como si no se percatara de que la suya propia había condicionado de forma decisiva su literatura. ¿Cómo si no se explica que el hijo de un siciliano, comerciante en azufre, en su juventud luchador garibaldino, de variable carácter tormentoso, un padre-padrone de la región más atávica, tolerase que su hijo se hiciera escritor? ¿Cómo ese mismo hijo hubiera podido burlar los peligrosos asideros de dos reales hembras de esta isla mediterránea, con cuyos respectivos compromisos matrimoniales, el primero fallido, él intentó emanciparse de la feroz tutela económica paterna? La primera, su prima Lina, de 24 años y gran hermosura, de la que se enamoró a los 18 y con la que se empeñó en establecer un noviazgo oficial, que le encadenó durante años hasta que lo rompió unilateralmente de mala manera; la segunda, Antonietta Portolano, también bella y con la que se casó por el interés de la dote y con la que tuvo tres hijos, pero cuya fragilidad mental la acabó llevando al manicomio.

Tumbado en el lecho conyugal, junto a su mujer acometida por una parálisis histérica, Pirandello escribió El difunto Matías Pascal, una novela en la que el protagonista finge su muerte para seguir viviendo con otra identidad. Éste fue el tema dominante de la obra de Pirandello, "el hijo cambiado", que literariamente se reinventa para poder vivir como escritor. Somos personajes, efectivamente, en busca de autor, del precario invento de nosotros mismos. Los dos hijos varones de Pirandello fueron también artistas: el mayor, Stefano, escritor, y el pequeño, Fausto, pintor. ¿El arte, así pues, engendrador de vida, su tabla de salvación?

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