"La UPV lleva muchos años haciendo de limosnero para poder sobrevivir"
La Escuela de Ingenieros de Bilbao es uno de los elementos clave en el funcionamiento y la toma de decisiones de la Universidad del País Vasco (UPV). Su peso institucional y su protagonismo, tanto en aspectos cuantitativos -número de profesores y de alumnos, proyectos de investigación, etcétera- como en poder de influencia -menos cuantificable, pero igual de relevante-, resultan evidentes. Por ello, la opinión de su director supone un buen indicador del estado de ánimo de la universidad pública. A tenor de las declaraciones de su actual responsable, el catedrático y ex vicerrector de Ordenación Académica Enrique Amezua (Bilbao, 1964), el enfrentamiento del profesorado con el Gobierno vasco por la mejora de sus condiciones económicas, exteriorizado con el masivo seguimiento a la jornada de huelga del pasado 29 de marzo, muestra un nuevo ángulo en una sensación de abandono muy enraizada en la comunidad académica.
El aspecto económico es el mejor ejemplo de esta situación. "En el campo financiero, yo creo que la UPV sí está maltratada. Son muchos años los que la UPV anda poco menos que haciendo de limosnero para poder sobrevivir. Con las partidas presupuestarias que se le asignan, no puede aspirar a dar un salto cualitativo. Puede aspirar a sobrevivir", alerta Amezua.
Los retrasos que la consejería de Educación acumula en la puesta en marcha de instrumentos fundamentales para la universidad en los próximos años, como el segundo Plan Universitario o la Agencia Vasca de Evaluación y Acreditación, junto con la ausencia de desarrollo normativo de la Ley del Sistema Universitario en sus dos años de vigencia, no ayudan a modificar esa impresión. "Esa paralización no es buena y cuando han pasado casi dos años sin que se desarrolle una ley se produce una desmoralización, cunde el descreimiento... Parece que no somos importantes. Hay una norma por aplicar, han pasado casi dos años y todavía no se ha puesto en marcha. Lo que se entiende con esto es que hay otras prioridades", analiza el director de Ingenieros.
En su interpretación del paro de los docentes, Amezua se muestra claro: "El profesorado universitario se siente maltratado, y creo que con razón, frente al resto de profesorado de otras categorías y frente al resto de funcionarios de la Administración pública. El profesorado universitario, que en general es muy paciente y poco dado a algaradas y a protestas significadas, ha llegado a ver que no sólo no se ha mejorado su situación, sino que incluso planea la posibilidad de que el nuevo decreto de complementos retributivos sea más duro y más cicatero que el anterior. Y ha estallado".
Su solución se basa "en una cuestión básicamente de dinero" y en que los responsables del Gobierno acepten que el profesorado universitario "no está bien pagado".
La precariedad económica en que vive la institución se ha plasmado incluso en la austeridad extrema de la reciente reforma y ampliación de las instalaciones de Ingenieros, un nuevo espacio que ha permitido al centro disponer de más laboratorios de docencia y ofrecer más clases prácticas, "una de las cuestiones que más echaban en falta los alumnos en su aprendizaje en la Escuela".
Plan de desarrollo
No obstante, la principal transformación que va a vivir Ingenieros vendrá de la mano del Plan de Desarrollo de la UPV, el ambicioso proyecto que pretende reforzar la presencia de la universidad pública en la capital vizcaína con la concentración de facultades y escuelas en dos polos, uno de ellos precisamente con Ingenieros como referente. Amezua califica esta apuesta como "conveniente y beneficiosa" y destaca su valor como elemento para potenciar la "visualización" de la UPV y su trabajo. Además, subraya la implicación del Ayuntamiento de Bilbao y la Diputación de Vizcaya y el cambio que ello supone. "Ha habido siempre una queja, creo que motivada, de que las instituciones locales de Vizcaya no contemplaban a la UPV como una de sus preferencias, al contrario de lo que ha pasado en Guipúzcoa y Álava. Si por una vez parece que se ha conseguido la implicación de estas instituciones para apoyar económicamente una iniciativa como ésta, es un beneficio evidente para la UPV que no se puede dejar escapar", argumenta.
Sin embargo, el papel protagonista que este proyecto concede a la Escuela ha acentuado los recelos que genera este centro en algunos sectores académicos. Amezua, aunque no oculta que Ingenieros saldrá beneficiado con la reordenación, rechaza de forma categórica que reciba un trato privilegiado. "No vamos a negar que la Escuela es uno de los centros más grandes de la UPV en todos los sentidos, pero lo del privilegio... Se da la impresión de que la concentración de varios centros sólo nos va a beneficiar a nosotros. Entiendo que para nosotros es un beneficio, pero también para los demás", concluye.
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