La pugna entre campistas y zaplanistas divide al PP en nueve ayuntamientos de Alicante
Las crisis afectan a los grandes consistorios en manos de alcaldes afines a Camps
La pugna que en los dos últimos años mantienen los sectores enfrentados del PP en Alicante, zaplanistas y campistas, ha terminado por minar su poder institucional con crisis en los grupos de nueve ayuntamientos, que en algunos casos afecta a su gobernabilidad. Los consistorios en los que los dos bandos miden sus fuerzas son los más populosos, encabezados por la capital y seguidos por ciudades del calibre de Orihuela o Novelda. En todos ellos el poder está en manos de alcaldes afines al presidente del Consell, Francisco Camps, cuya gestión intenta erosionar el aparato zaplanista.
Las constantes fricciones entre los dos sectores del PP ya afectan a la estabilidad de nueve grupos municipales. El episodio de crisis más reciente ha sido el de Novelda, localidad del Vinalopó Mitjà donde el PP gobierna el Ayuntamiento. El alcalde, José Rafael Sáez, adscrito como la mayoría de los alcaldes al sector del presidente de la Generalitat, Francisco Camps, remodeló la semana pasada el equipo municipal arrebatando las concejalías y las dedicaciones exclusivas a cuatro de sus ediles, incluido el ex portavoz municipal y secretario local del PP, Ramón Martínez, del sector zaplanista. El origen de la disputa se remonta a mayo de 2005 cuando por el control del PP se enfrentaron en las urnas la ex alcaldesa de Novelda y actual consejera de Turismo con Camps, Milagrosa Martínez, y Ramón Martínez, que logró la victoria por tan sólo cinco votos. "Desde ese momento la ex alcaldesa no ha digerido su derrota y ahora pasa factura", comenta un edil de la oposición.
Sin embargo, este escenario no es aislado. Se repite, por ejemplo, en Orihuela, donde el alcalde, José Manuel Medina, del PP, pese a los supuestos casos de corrupción, continúa recibiendo el apoyo constante y permanente del presidente Camps y de su ejecutiva regional. Frente a él, fiscalizando su gestión y sus declaraciones en prensa, está Mónica Lorente, del sector zaplanista, que controla el aparato orgánico, y que con bastante frecuencia públicamente discrepa de las decisiones del alcalde de su mismo partido. Pero estas tensiones entre los dos sectores del PP se han vivido también con distinta intensidad y dimensiones diferentes en los ayuntamientos de Xàbia, Alicante, Elda, Villena, Dénia, Benidorm y Elche.
La ejecutiva regional, que controla Francisco Camps, intenta no azuzar más el fuego y minimizar la dimensión de la disputa, pero acto seguido recuerda sistemáticamente que los alcaldes tienen "potestad" para remodelar su equipo de gobierno, y por consiguiente deja "manos libres" para poder actuar en el gobierno municipal. Un dirigente del PP con una larga trayectoria política explica lo sucedido con la máxima de "quien paga manda", y argumenta que quizá por este motivo la "debilidad" inicial del presidente Camps en las comarcas de Alicante, que controlaban con un amplio margen de maniobra los afines al ex presidente Zaplana, ahora se haya convertido en "fuerza". La mayoría de alcaldes son conscientes de que si quieren que la Generalitat -que maneja un potente presupuesto- invierta en sus municipios, la última palabra la tiene Camps.
A los zaplanistas, y en especial al rostro visible de este sector en Alicante, José Joaquín Ripoll, presidente de la Diputación y provincial del PP, les quedan los resortes de poder orgánico. Aunque su bagaje final puede resultar pírrico, ya que, a la postre, sólo controlan el poder en las pequeñas corporaciones. Una hipotética derrota electoral del PP en Alicante en los comicios de 2007 pondría en tela de juicio la eficacia de la actual cúpula provincial zaplanista.
El presidente del PP en la ciudad de Alicante, y a su vez presidente de las Cortes Valencianas, Julio de España, es consciente de esta realidad y advierte: "No se puede tolerar que existan sondeos de opinión que den menor intención de voto en lo municipal que en lo autonómico al PP".
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