El Celta se postula para Europa y devuelve al Betis a la intranquilidad

No es de ahora que en una competición tan larga como la Liga dé la impresión de que algunos partidos están de sobra. Lo que no es tan sabido ni frecuente es que en uno de esos encuentros del hartazgo esté en juego una buena porción del desarrollo profesional del club durante el curso. El Betis necesitaba ganar para alejarse de una vez por todas de los puestos que llevan a Segunda y el Celta para afianzarse en el grupo de equipos que luchan por clasificarse para competir en Europa. Encima, hacía sol. Todo hacía prever un duelo, cuando menos, emocionante, pero la montaña parió un ratón.

El Celta demostró ser más equipo que el verdiblanco desde el mismo calentamiento. A los cuatro minutos de juego, Contreras hizo su primer paradón, a un duro tiro de Silva. Luego hizo muchos más. En la primera mitad le quitó el balón de los pies a Baiano cuando entraba solo y despejó un chut de Canobbio a bocajarro. Ya en el tiempo recuperado por el árbitro impidió que Perera marcara el 0-3.

El portero bético estuvo sensacional. Además, ni intentó comerse a sus defensas ni nada a pesar de que éstos insistían en dejar a los delanteros del Celta correr hacia su portería. La zaga verdiblanca parecía un futbolín. Atornillados a una barra de hierro que les impedía cortar los pases interiores que buscaban los centrocampistas del equipo vigués. Así, a los 17 minutos, Jorge recibió un pase en el corazón del área que, sin otro marcaje que el ocular, empalmó a la red con tranquilidad absoluta.

El Betis jugaba ayer sin Joaquín, que es su mejor futbolista. Pero eso no puede ser disculpa. El equipo verdiblanco no tiene plan ni ruta de desarrollo del juego. Sólo busca el gol en jugadas a balón parado. De hecho, uno de los puestos de pivote lo ocupa un jugador, Assunção, que sólo hace eso. Ayer tiró a gol hasta los saques de esquina y obligó a estirarse a Pinto en un par de ocasiones. Aun así, Rivas estrelló un cabezazo en el poste al saque de un córner en el minuto 35. Edu tiro flojo a la media vuelta en la segunda mitad.

Cuando al encuentro ya le sobraba hasta el público -más de la mitad abandonó el estadio antes del final del partido-, Perera remachó el partido casi nada más saltar al césped. Será uno de los pocos que se acuerde de que éste sucedió.