La poliomielitis
Entraste en mi vida con apenas trece meses, sin embargo no te conocí hasta pasados siete años, no fui infeliz en mi infancia aunque sí pusiste la zancadilla en mis juegos y las dos rodamos cuesta abajo en más de una ocasión. Te odié en mi adolescencia, te interpusiste entre mis novios y yo, te acepté pasados los veinte y maduramos juntas, te entendí a partir de los treinta, te olvidaste de mí durante un tiempo, te acompañé en tu silencio hasta los cuarenta, despertaste lentamente a los cincuenta sin apenas darme cuenta, y aquí a mi vera te tengo, no me asustas, te conozco, no llegaste por sorpresa, te esperaba.
Compartimos vida, la mía contigo, la tuya conmigo, debemos pues entendernos, te escucho cuando te lamentas porque tu queja me provoca dolor. Caminamos juntas otra vez, tú cuida mi espíritu, yo cuidaré y mimaré el cuerpo. Hace tiempo que ya no pregunto el porqué de tu llegada, ni te odio, ni te acepto, pero sé que soy quien soy porque tú me has enseñado. Te respeto a partir de ahora...
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