Dénia celebra la gran fiesta de la vela
170 embarcaciones toman la salida de la tradicional regata de La Ruta de la Sal
Unas 300 embarcaciones y 1.200 regatistas tomaron ayer la salida desde los puertos de Barcelona y Dénia, con destino a Ibiza, de la popular regata de La Ruta de la Sal, una competición cuyo origen se remonta a 160 años atrás. En mayo de 1846, Barcelona sufrió un bloqueo comercial impuesto por el Ejército carlista que dejó sin suministro de sal a la ciudad. Un empresario catalán convocó entonces a los mejores navegantes para solucionar el problema. Aceptó pagar abundantes cantidades de oro a aquellos que consiguieran transportar el oro blanco desde las salinas Pitiüsses al puerto de El Garraf, en Barcelona, lo más rápido posible. Los primeros serían los que más cobrarían. Los últimos, casi ni podrían recuperar el salario pagado a los marineros. Acuciados por la necesidad y por la recompensa, 13 embarcaciones tomaron la salida.
Veleros de nueve países participan en la popular regata, que tiene su origen en 1846
El espíritu competitivo ha perdurado hasta la actualidad. En 1990 se celebró la primera edición deportiva de La Ruta de la Sal, una competición que ha ganado adeptos año tras año. Si entonces participaron 36 embarcaciones, ayer el número llegó a las 322 en la decimonovena edición de la prueba.
El puerto de Barcelona vio zarpar a 152 embarcaciones, que recorrerán el mismo número de millas náuticas (289 kilómetros) en la versión norte de la prueba, mientras que desde el Real Club Náutico de Dénia comenzaron la aventura 170 barcos, que cubrirán 117 millas (217 kilómetros) en la versión este. La llegada a Ibiza está prevista para el viernes por la mañana.
El carácter internacional de la prueba también ha perdurado. El desafío de 1846 lo ganó una goleta estadounidense de Baltimore de 32 metros de eslora que estaba patroneada por el griego Andreas Potrus. En la actual edición de la ruta, han tomado la salida barcos de nueve países (España, Francia, Alemania, Dinamarca, Finlandia, Bélgica, Reino Unido, Holanda y Luxemburgo). La prueba está abierta a veleros de todas las esloras y tipos, y a navegantes con mayor o menor experiencia. Más que una competición, La Ruta se concibe como un torneo festivo alejado de las grandes y lujosas pruebas como la Copa del América. Es la regata de altura con mayor participación que se celebra en el mar Mediterráneo y conserva parte del encanto con el que nació. Los patrones recibieron ayer el parte meteorológico previsto -se espera una regata más lenta que las de otras ediciones por la intensidad de los vientos- antes de tomar la salida. "Esto es la gran fiesta de la vela. Es la regata más importante del Mediterráneo y el nivel competitivo es muy alto", dijo Álex Pella, navegante del Galvana, del Club Náutico de Barcelona. Una fiesta con mucha historia.
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