Ascer reclama orden en la legislación sobre extracción de arcillas
El sector cerámico español, ubicado muy mayoritariamente en la provincia de Castellón, consume ocho millones de toneladas de arcilla roja al año. La calidad y la cercanía de esta materia prima son un factor de competitividad para el sector, que advierte del riesgo que supone el incierto futuro de las empresas dedicadas a la extracción de este material. Según explicó ayer el presidente de la patronal cerámica, Ascer, Fernando Diago, las empresas de extracción sufren "un rosario legislativo disperso y dependiente de muchas administraciones que ha de ser coordinado".
El representante de la patronal se refirió específicamente a la descoordinación que existe entre la Administración autonómica y los ayuntamientos que puede llevar a que, con todos los permisos en regla, una empresa no pueda iniciar la actividad de extracción en un lugar en el que sabe que existe materia prima. Diago reclamó que se armonice, se desarrolle "y se dote de medios a la Generalitat para que la industria extractiva de la minería orientada hacia la arcilla cerámica sea una actividad floreciente al servicio de nuestra competitividad".
La falta de cordinación entre Generalitat y ayuntamientos frena la actividad extractora
El riesgo de que el sector tenga que acudir a mercados externos para lograr la materia prima supone, según la patronal, la "renuncia a un factor de competitividad que sería suicida y que el sector no se puede permitir". Los empresarios azulejeros consideran que las trabas y dilaciones burocráticas, la dispersión de competencias y legislaciones y la mala imagen, que atribuyen a "errores del pasado", dificultan que empresas que desarrollan su actividad de acuerdo con la ley "ven cómo cada vez es más difícil extraer y suministrar arcillas, materia prima insustituible para la industria cerámica castellonense".
Las alternativas que puede tener la industria cerámica ante la carencia de arcilla, según explicó Diago, se centran en la búsqueda del producto en otras comunidades autónomas, cambiar la tipología de arcilla o importarla de otros países, "pero esas alternativas no son solución porque encarecen tremendamente la materia prima en unos segmentos donde, a nivel internacional, la competitividad es muy alta".
Según los cálculos de Ascer, el traslado de materia prima de otras comunidades podría suponer un encarecimiento mínimo del 3% en el coste del producto. El cambio en la tipología de la arcilla significaría la pérdida de la ventaja competitiva actual y, en términos económicos, un aumento de los costes del 20%. Por su parte, la importación de esta materia prima supondría un aumento del 6,5% en el precio de venta del azulejo y obligaría a ampliar las instalaciones portuarias y las carreteras locales para que puedan acoger la distribución de los ocho millones de toneladas que consume el sector.
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