Ya lo dijo Ewerthon
El delantero brasileño, que suele cumplir sus propósitos, apostó nada más llegar al Zaragoza por el torneo copero
Cuando se le mete una idea en el entrecejo, es imposible hacerle cambiar de opinión. El primer día que se concentró el Zaragoza en Boltaña para iniciar la pretemporada, con su sonrisa perenne, sus ojos vivos y su alopecia galopante difuminada por el pelo rapado, se atrevió a deslizar: "He venido para ser campeón. Quizá la Liga es más complicada, pero se puede con la Copa". Varios de sus compañeros se miraron de reojo y soltaron un resoplido. Algunos periodistas sonrieron. Pero hay que hacer caso a las predicciones de Henrique Ewerthon de Souza (São Paulo, Brasil; 1981).
Bebeto endosó un gol a Holanda en el Mundial de Estados Unidos 94 y Romario y Mazinho le acompañaron en la famosa celebración de mecer a un niño en la cuna. "Quiero ser futbolista", dijo entonces Ewerthon a su padre mientras le estiraba de la camiseta. Dicho y hecho. El Corinthians llamó a su puerta.
En 2001, el Betis le hizo una oferta. "Tengo otra propuesta del Borussia de Dortmund que me gusta más. Quiero ganar la Bundesliga. Luego, iré a España", respondió el delantero. De nuevo, dio en el clavo. En 2002 recogió una pelota en el borde del área y la cruzó hasta la red. Su equipo ganó (2-1) al Werder Bremen y levantó el título liguero. "A mí éste no me gana", pensó al curso siguiente, cuando pisó el Bernabéu y Roberto Carlos le retó a una carrera. Y sus zancadas acabaron por fustigar el prestigio velocístico del lateral madridista.
Cuando debutó en La Romareda, muchos empezaron a confiar en él. Fue cuando su cabeza chocó con la de Ayala, central valencianista, y seis minutos más tarde recogió un centro de Toledo y celebró el tanto. Después fue sacado con conmoción cerebral y sin recordar nada. "Si marqué, fue voluntad de Dios", convino el religioso Ewerthon, que hoy volverá a encomendarse a Dios y... a sus metas.
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