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Marchas multitudinarias en defensa de los inmigrantes

Yolanda Monge

Más de dos millones de personas se esperaba que tomasen ayer las calles en más de 120 ciudades de EE UU para manifestarse a favor de los derechos de los inmigrantes. El pasado domingo lo hicieron cerca de medio millón en Dallas (Tejas), 50.000 en San Diego (California), 7.000 en Miami (Florida) y 20.000 en Salt Lake City, entre otras ciudades, y ayer más de 180.000 se concentraban en las cercanías del Capitolio, en Washington, portando banderas estadounidenses, así como algunas de sus países de origen. La mayoría de los manifestantes se vistieron de blanco, como símbolo de paz.

Los convocantes de la protesta bautizaron el día de ayer como "una campaña por la dignidad de los inmigrantes". En Carolina del Norte, grupos de activistas por los derechos de los inmigrantes hicieron un llamamiento a realizar un boicoteo económico y no acudir a sus puestos de trabajo para probar así el impacto financiero que tiene la comunidad hispana indocumentada en la economía de EE UU.

Varios grupos están haciendo llamamientos a una huelga nacional para el próximo 1 de mayo, día del Trabajo. La base de estas protestas no sólo está en el proyecto de ley en discusión, sino también contra otro aprobado en diciembre pasado que busca criminalizar a las personas indocumentadas.

El pasado viernes demócratas y republicanos no lograron sellar un acuerdo para aprobar una legislación que permitiría -con algunas condiciones- que miles de inmigrantes obtuvieran la nacionalidad estadounidense. Se estima que unos 10 millones de personas se beneficiarían de ello. De acuerdo con los últimos estudios del Pew Hispanic Center, hay entre 11 y 12 millones de inmigrantes sin papeles que no tienen autorización para permanecer en el país.

Indignación

La indignación por la incapacidad del Congreso para aprobar unas reformas que ayudarían a legalizar la situación de millones de inmigrantes indocumentados era patente entre los manifestantes. "Si no protestamos, nunca nos harán caso", aseguraba César Olivares, trabajador de la construcción, en Washington. "El trabajo que realizamos no lo hacen los gringos, así que si ellos no quieren esas labores ¿por qué no dejan que lo hagamos nosotros?", se preguntaba José Salazar.

Nineth Castillo, camarera de 26 años procedente de Guatemala, se manifestó en Atlanta, la capital de Georgia. Castillo vive desde hace 11 años en EE UU "sin el más mínimo papel", informa Associated Press. Preguntada si no tenía miedo de exponer su situación de indocumentada ante la masiva presencia policial respondió: "Nos echan hoy, pero volvemos a cruzar la frontera mañana".

"No somos criminales. Pedimos una oportunidad para tener una vida mejor", se leía en una de las pancartas de Washington. Eulalia Carrera, que limpia casas desde hace más de 20 años, también vive en la clandestinidad de los indocumentados. "Sólo quiero trabajar y vivir con dignidad", explicó.

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Sobre la firma

Yolanda Monge
Desde 1998, ha contado para EL PAÍS, desde la redacción de Internacional en Madrid o sobre el terreno como enviada especial, algunos de los acontecimientos que fueron primera plana en el mundo, ya fuera la guerra de los Balcanes o la invasión norteamericana de Irak, entre otros. En la actualidad, es corresponsal en Washington.

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