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Reportaje:Fútbol | Segunda División

Siempre nos quedará el 'Brujo'

Quini, ahora delegado, es el símbolo de un Sporting intervenido y en descomposición

Desde hace ocho años, cuando desapareció de la Liga de las Estrellas, el único integrante del Sporting con interés para los cazautógrafos es Quini, ahora delegado. Es la metáfora de un club que parece paralizado en el siglo anterior, a finales de la década de los 70 y comienzos de los 80. Una institución que arrastra más de 50 millones de euros de deuda, afectada por la Ley Concursal e inmersa en un Expediente de Regulación de Empleo, con su primer equipo en Segunda y su seña de identidad, la Escuela de Mareo, resquebrajándose.

El siempre correcto Manuel Vega-Arango, el presidente, no aguantó más el 23 de marzo, durante una junta general y, ante la intervención crítica de un representante de las peñas, explotó: "Es bueno que analices los números, pero nos has dejado a la altura de la mierda. No puedo más".

El club debe 50 millones, tiene un expediente de empleo y ha vendido su escuela de Mareo

Nadie puede más en el Sporting. La plantilla, descapitalizada para adaptarse a la realidad económica, recibe sobresaltos continuos con anuncios de nuevos recortes o despido de compañeros, como los casos de Blin, Casquero o Álvaro.

"Fernández, vete ya" es el grito de guerra de los seguidores. José Fernández es el máximo accionista de un club que se encontró saneado tras la reconversión en sociedad anónima y que ahora debe 50 millones de euros. Y eso después de recaudar unos 18 millones de euros por traspasos desde 1998 (Nikiforov, Sergio, Pablo Amo, Villa...) y de vender Mareo al Ayuntamiento por más de 12.

A la vez que dueño, Fernández es uno de los máximos acreedores, por los préstamos y avales que realizó en momentos delicados. Cuando se cansó de meter dinero en un pozo sin fondo, Fernández buscó aliados. Y no encontró otro mejor que José María González de Caldas, empresario taurino y en su momento máximo accionista del Sevilla. Mientras los dos hombres fuertes del accionariado disfrutan del sol andaluz -Fernández vive en Marbella-, en Gijón varias familias sufren. Diez de los 36 empleados que empezaron la temporada han recibido la carta de despido. El resto han tenido que rebajarse un 50 por ciento el sueldo.

Una de las afectadas, Eva Carmen Álvarez, limpiadora y miembro del comité de empresa, describe lo que llevan padeciendo: "Llegamos a estar cinco meses sin cobrar. Algunos salíamos adelante con créditos y andábamos escondidos, procurando no pasar por delante del banco". Quini fue el único que escapó a esos rigores, por el revuelo creado ante el anuncio de su marcha si se cumplía la rebaja de un 50 por ciento en su sueldo.

Los impagos también afectaron a los proveedores, que en algún caso dejaron de servir los productos para el día a día. "Había que cuidar mucho el material", señala Álvarez. Hace meses llegaron a escasear incluso las vendas. No hay dinero para renovar el césped, por lo que en invierno hasta el primer equipo emigra a terrenos de hierba artificial.

En el Sporting los apuros no distinguen entre trabajadores y futbolistas. Ante la necesidad de reducir gastos, el primer equipo hace todos los viajes en autobús. Para llegar más descansado, el equipo sale de madrugada para viajar toda la noche, entrenarse a la llegada a la ciudad de destino y tener el resto del día para descansar. Se acabaron los hoteles de muchas estrellas. Y el que quiera ir al cine, se paga su entrada.

Al frente de este equipo vuelve a estar Ciriaco Cano. Desde el primer momento el técnico repite su máxima: "No veo el momento de llegar a los 50 puntos". Es decir, a la permanencia. La situación del Sporting es tan atípica que hace un mes Ciriaco recibió un ultimátum a través de su ayudante, Iñaki Tejada. José Fernández buscó la complicidad de Vega-Arango para presionar a Ciriaco. Ante la negativa del presidente recurrió al auxiliar del técnico.

Este episodio permitió a Vega-Arango presumir de independencia, pero todo el mundo sabe quién mandará en el club cuando no esté bajo la Ley Concursal. Hasta entonces, el presidente pone un punto de optimismo: "El convenio con los acreedores se aprobará pronto, con lo que la deuda se reducirá en un 50 por ciento". Vega-Arango reivindica para el Sporting una solución aparejada a una operación inmobiliaria. Lo intentó hace un año al vender a la inmobiliaria Gesai la opción de recompra de los terreno de Mareo, de propiedad municipal: "Esa operación era lo ideal, pero soy respetuoso con el Ayuntamiento, que siempre nos ayuda, igual que el Principado. Muchos se han salvado así".

Eloy Olaya, que acaba de dejar su cargo de director deportivo afectado por el ERE, es más realista: "El objetivo principal es salvar la situación económica, lo que conlleva el riesgo de competir con otros equipos que manejan más dinero. Al Sporting no le queda otro remedio que tirar de cantera para sobrevivir". En sus cinco años en el cargo, Eloy tiró de imaginación y de contactos para completar la plantilla. En todo ese tiempo sólo pagó traspaso por un jugador, 180.000 euros al Racing de Ferrol por Ismael. Su sustituto, Emilio de Dios, un hombre de la casa sin currículo como futbolista ni como entrenador profesional, lo tendrá aún más difícil.

El presidente de las peñas, José María Suárez Braña, recuerda cómo empezó todo: "Estos se veía venir desde hace ocho años. Se hicieron más de cien fichajes, algunos de jugadores de paises rarísimos. Se gastaron miles de millones y, a cambio, se vendieron futbolistas por precios ridículos". Suárez Braña tampoco comparte el optimismo de Vega-Arango sobre el futuro: "Aunque la deuda quede en 25 millones de euros, la ley obliga a liquidarla en cinco años".

Quini, en su despacho de las instalaciones de Mareo.
Quini, en su despacho de las instalaciones de Mareo.DIARIO AS

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