Los partidos catalanes, salvo el PP, ensalzan los cambios en el Gobierno
Convencidos de que algo habrá tenido que ver en la remodelación del Gobierno el fin de trayecto del nuevo Estatuto catalán, todos los partidos de Cataluña, excepto el PP, saludaron ayer la llegada de los nuevos ministros y muy especialmente la de Alfredo Pérez Rubalcaba, principal negociador del PSOE en el maratón estatuario. El presidente de la Generalitat, Pasqual Maragall, recordó que Rubalcaba ha sido una persona "clave en la negociación del Estatuto" y valoró que ahora pase a "pilotar el asunto más importante en España, que es el conflicto vasco".
Desde el PSC su secretario de Organización, José Zaragoza, valoró la llegada de Rubalcaba a Interior como "una garantía para el país en esta etapa que se inicia" tras el alto el fuego permanente de ETA. CiU también aplaudió el nombramiento de Rubalcaba, aunque su secretario general, Josep Antoni Duran Lleida, lamentó que el grupo parlamentario socialista pierda "un excelente portavoz". Desde ERC, Joan Puigcercós, advirtió al PSOE de que, tras la marcha de Rubalcaba del grupo, el partido "tendrá que hacer un esfuerzo para seguir teniendo el mismo peso y fuerza" a la hora de buscar pactos en la cámara baja.
En línea con la dirección nacional de su partido, el presidente del PP de Cataluña, Josep Piqué, recordó los "importantes desencuentros" de Rubalcaba con el primer partido de la oposición y recibió con "preocupación" la noticia de su nombramiento.
Distanciados de Bono
La cortesía también fue la norma para despedir a José Bono como ministro de Defensa. Y es que, si bien todos los partidos catalanes, incluido el PSC, recordaron la distancia política que les separa del ya ex ministro, calificaron como positiva su trayectoria al frente del ministerio. Puigcercos recordó que el de Bono ha sido un "papel sistemáticamente controvertido". Duran también elogió la labor de Bono, pero recordó que no compartió con él "algunas actitudes como ministro ha tenido más allá de la política de Defensa", dijo en clara alusión a las permanentes críticas de Bono hacia el conjunto del proceso estatutario catalán.
Donde la marcha de Bono fue recibida con alegría sin reservas fue en el ayuntamiento de Barcelona, con el que el ex ministro ha mantenido una dura pugna por la devolución del castillo de Montjuïc a la ciudad. Tanto el alcalde, el socialista Joan Clos, como el conjunto de grupos municipales excepto el PP, manifestaron su esperanza de que el nuevo ministro, José Antonio Alonso, devuelva el castillo a la ciudad tal y como prometió el presidente Zapatero el 11 de junio de 2004.
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