Primer ensayo de democracia
1. El quinquenio democrático republicano supuso una coyuntura de excepcional impulso y vitalidad para la vida cultural española, tanto en su dimensión institucional básica como en sus facetas científica, intelectual y literaria. Basta recordar algunos de sus hitos meramente impresionistas. En el plano institucional, el nuevo régimen construyó más de 6.500 escuelas en tres años (frente a sólo 500 entre 1909 y 1931). En el científico, proporcionó cobijo a la generación de Gregorio Marañón. En el intelectual, sirvió de contexto para que Ortega y Gasset desarrollara su teoría de las generaciones y la "razón histórica". Y en el literario albergó la cumbre poética y dramática de Federico García Lorca. No son poco activos para tan sólo cinco años.
2. La República fue para España su primer ensayo de democracia en el siglo XX. Eso significaba, sobre todo, la implantación de un régimen basado en la participación de la ciudadanía en las tareas del Estado a través del mecanismo del sufragio universal libre y secreto, tanto masculino como femenino. Dicho en otras palabras: elevar al antiguo súbdito a la condición de ciudadano. Y esa tentativa de transformación de la cultura cívica y la práctica política implicaba la generalización de los nuevos valores democráticos inherentes a la noción de "ciudadanía": responsabilidad individual y pública, imperio de la ley sobre intereses particulares y corporativos, supremacía de la autoridad civil sobre las tentaciones militaristas pretorianas, separación y equilibrio de poderes estatales y garantías legales para el ejercicio pacífico de los derechos y libertades individuales.
3. Las huellas culturales de la Segunda República en la España actual son fehacientes y todavía muy fértiles. En el orden más evidente, ahí está la obra científica entonces concebida y publicada de Marañón, Jiménez Díaz u Ochoa, al igual que la obra de Ortega y Gasset y Lorca. En otro plano tangible, ahí están algunas de sus medidas culturales como la orden de creación de los archivos históricos provinciales. En un ámbito menos corpóreo, cabe destacar la persistencia de la Segunda República en la conciencia pública de los españoles como modelo de ensayo de democracia trágicamente truncado por una guerra civil.
Enrique Moradiellos es historiador y autor del libro 1936. Los mitos de la Guerra Civil (Península).
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