Reconducir la propia historia
Carolina Sánchez, una limpiadora sevillana, recibe una beca de 24.000 euros que le permitirá licenciarse a los 45 años
Hace una semana Carolina Sánchez Romero fregó por última vez los suelos de una nave industrial y varias viviendas de Castilleja de la Cuesta (Sevilla). El último barrido para otros. La última jornada laboral como limpiadora de a siete euros la hora. Desde ese mismo día, Carolina Sánchez, de 45 años, es una estudiante de Historia a tiempo completo, casi el sueño de su vida desde que dejó la escuela hace más de tres décadas, gracias a una beca de 24.000 que la ha concedido el Círculo Olay.
Carolina Sánchez heredó el amor por la historia de su padre, un estibador que aprendió a leer y escribir por su cuenta y que asiste con un orgullo inabarcable a la evolución de su primogénita, sabedor de los orígenes difíciles que la han acompañado. "Era una estudiante excelente, mi madre tiene guardadas mis últimas notas, pero a los 13 años tuve que hacerme cargo de la casa y de mis tres hermanos porque mi madre enfermó", revive. Obtuvo el graduado escolar al año siguiente, como alumna de convocatoria libre, y comenzó a trabajar en un laboratorio fotográfico hasta que, a los 17, se casó embarazada y se fue a vivir a Castilleja de la Cuesta, donde se había comprado un piso con su novio.
Desde entonces y hasta que cumplió 30 años, Carolina se volcó en el trabajo doméstico y el cuidado de sus dos hijos, aunque lo cuenta sin asomo de arrepentimiento o pesar: "Yo fui muy feliz cuidando a los niños, valoro mucho el trabajo del ama de casa, considero que somos la intendencia de la sociedad". Una historia más. Una familia común. Pero Carolina no es común ni su historia es una más. En ese tiempo de aparente enclaustramiento doméstico, leyó y leyó. "La lectura me ha salvado la vida, es mi punto de apoyo, puedo pasar sin lo que sea, pero sin leer no", confiesa. Prensa, ensayo, tebeos, novela histórica, cualquier cosa que pudiera saciar una curiosidad infinita. "Si no tenía que leer, cogía el diccionario".
A los 30, con sus dos hijos ya encarrilados, decidió regresar al mundo laboral por la única vía que atisbó: la limpieza. "A mí me interesaba sólo trabajar cuatro o cinco horas por la mañana, que me dejaran tiempo para mi casa y estudiar". Perfeccionó la organización de su tiempo para atender todos los frentes, al que hace cuatro años, agregó el que siempre había soñado. "Lo había desechado porque no sabía cómo podría afrontar los estudios, pero mi marido me animó mucho, me decía que cuando hay un sueño hay que cumplirlo".
Así que, en 2002, se matriculó en el curso de acceso a la Universidad para mayores de 25 años. Casi tres décadas después regresó a las aulas para enfrentarse a asignaturas que ni siquiera se impartían cuando ella las abandonó como Inglés. "No me perdí ni una clase, asistí a todas las tutorías, me ayudaron muchísimo". Carolina elogia a los profesores de la Universidad Nacional de Educación a Distancia (UNED) a los que pidió auxilio: "Les dije 'díganme cómo estudio porque hace 25 años que no lo hago".
Aprobó. Y al año se matriculó en 1º de Historia, siguió limpiando casas y asumiendo las tareas de la suya. Sólo suspendió Tendencias historiográficas actuales, una materia que se le atragantó. "Me costó, pero la saqué". En compensación descubrió la belleza mediante Historia del Arte y otra forma de mirar a su entorno. Ahora se pierde embobada por el Real Alcázar y planea un viaje por el Camino del Santiago para hartarse de arte románico. Pero los cambios de su percepción han sido más: "Creo que tengo mucha vida y cosas que hacer en este mundo".
A estas alturas, nadie de su entorno dudaría de que Carolina Sánchez acabará licenciándose en Historia -este año cursa tercero-, pero la beca de 24.000 euros le ha permitido convertirse en estudiante a tiempo completo y abandonar su trabajo de limpiadora. Fue elegida entre 2.000 mujeres de toda España como una de las destinatarias de las tres becas que concede el Círculo Olay para apoyar la recuperación académica de mujeres, que desean iniciar o retomar estudios. "Me han regalado tiempo", afirma complacida. La antigua limpiadora ya le da vueltas al día después y a la posibilidad de preparar unas oposiciones: "He llegado a la conclusión de que la historia es para transmitirla".
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