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Lois modifica su posición y plantea mantener 80 empleos en la fábrica de Daimiel para producciones cortas

Lois mueve ficha en la negociación. La dirección del grupo Sáez Merino -propietario de las marcas Lois, Cimarron, Caroche y Caster- puso ayer sobre la mesa una modificación en sus planteamientos iniciales y propuso reducir sus despidos en 80 personas y que una de las cuatro fábricas que aún tiene, en concreto la que está ubicada en Daimiel (Ciudad Real), se mantenga abierta para "producir modelos de pequeña tirada y, sobre todo, para la confección de muestrarios de moda", según la argumentación realizada por la empresa a través de un comunicado.

La dirección explicó que la elección de Daimiel obedece a que la planta permite realizar todo el proceso completo de producción, desde el corte de la prenda. Esta circunstancia reduce en dos semanas los plazos de entrega, un ahorro de tiempo fundamental para la actividad que pretende mantener en España Sáez Merino. La propuesta no se ha realizado sobre la planta de Benaguasil -la que el grupo valenciano quiere convertir en sede no industrial- porque carece de las instalaciones precisas y de agua suficiente. La decisión reduciría la capacidad de producción de la única planta que el grupo textil mantiene aún en Castilla-La Mancha. La propuesta de la empresa, por el contrario, mantiene su intención de cerrar las otras tres factorías, todas ellas ubicadas en territorio valenciano.

La propuesta se comunicó ayer a los sindicatos en la reunión que ambas partes mantuvieron dentro del proceso de negociación. Sáez Merino defendió que la reducción del 12% en la cifra de trabajadores afectados por el Expediente de Regulación de Empleo dejaría el número de despedidos en 574 personas (la cifra presentada inicialmente era de 654 personas).

Indignación sindical

La propuesta despertó la indignación de los sindicatos. Tanto el delegado sindical de UGT-PV en el grupo Sáez Merino, Alfredo Sanmartín, como el secretario de Acción Sindical de Fiteqa-CC OO-PV, Miguel Ángel Castelló, calificaron la propuesta de "claramente insuficiente" aunque valoraron que cualquier recorte en los despidos previstos es positivos. Los sindicatos esperaban un cambio de postura "más contundente" y que hubiera afectado a más centros. Tras la reunión, de hecho, llegaron a calificar la actitud de la empresa de "malévola" porque ha dejado pasar el tiempo creando expectativas que no se han visto cumplidas. Dos semanas después de iniciarse el periodo de consultas del expediente, además, aún no se ha realizado propuesta alguna sobre las indemnizaciones que los trabajadores recibirán por su despido.

La indignación sindical se trasladó a los más de 200 trabajadores que esperaban fuera de la sede de Sáez Merino al término de la reunión y que lanzaron críticas hacia la dirección tras conocer la propuesta.

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