Protesta vecinal contra la inseguridad en el barrio alzireño de L'Alquerieta
Los organizadores piden a los vecinos que no vendan sus casas
Alrededor de 250 vecinos se concentraron ayer en la plaza del barrio de L'Alquerieta, en Alzira, contra la inseguridad ciudadana y la violencia que tuvo su máximo exponente el pasado jueves con el enfrentamiento entre dos familias de etnia gitana que culminó con cuatro muertos, varios heridos y cuatro detenidos. Pese a la conmoción que ha producido el caso en Alzira, la concentración no logró las expectativas de participación.
La escasa respuesta ciudadana ante la convocatoria de la asociación de vecinos fue justificada por el "miedo" que existe en el barrio. El presidente de la organización vecinal, Salvador Oliver pidió a los vecinos del barrio que no vendan sus casas porque entiende que "una minoría no puede ni debe alterar la buena convivencia".
En L'Alquerieta residen unos 4.500 vecinos de los que unos 250 son de etnia gitana. Oliver señaló que se había incrementado durante los últimos años "la afluencia de familias conflictivas incluso dentro de la misma etnia".
Sin embargo, a raíz del enfrentamiento entre los Heredia y los Moreno, ha habido un gran éxodo de gitanos, según afirmó un vecino "por temor y por precaución" ante una posible venganza.
Más de medio centenar de casas se encuentran a la venta en L'Alquerieta, según los datos que maneja la asociación, a precios bastante más bajos que en el resto de barriadas de Alzira, lo que desde su punto de vista propicia la llegada de familias con escasos recursos económicos, y entre ellas, "delincuentes y de familias conflictivas".
El anterior presidente de la organización vecinal Miguel Ángel Levanteri criticó la tibia presencia policial en el barrio antes de los crímenes. "Los capos están localizados y se pasean por el barrio con BMW y Mercedes", denunció ante el incremento de la conflictividad detectada en los últimos meses. Otro de los vecinos que participó en la protesta reclamó al equipo de gobierno municipal que "ponga los medios necesarios, no ahora sino siempre" para restablecer la tranquilidad. El propio párroco de la Sagrada Familia Juan Cabanes participó en la concentración. Justificó su presencia de este modo: "Estoy a favor de la paz y de la buena convivencia".
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