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Entrevista:VALENTÍN FUSTER | Cardiólogo

"Tengo confianza en mis inseguridades"

Pregunta. ¿Comemos mal, hacemos mala vida, y usted nos escribe un manual para ser sanos y felices?

Respuesta. Es un libro basado en la educación y en demostrar que no debemos estar diciendo constantemente que no al tabaco, o a comer esto o lo otro, sino que tenemos que tomar conciencia de la importancia de la salud y la calidad de vida.

P. ¿Una vida sana no es aburrida?

R. No. La felicidad es un capítulo en este libro, y se basa simplemente en un sentido de lleno total, físico y mental.

P. ¿La felicidad puede adquirirse comiendo una manzanita o abandonando las grasas?

R. Pero hablamos de muchos factores: hacer ejercicio, por ejemplo, da fuerza al cerebro, cognitivamente hablando, y una buena sensación física.

P. ¿Y usted hace vida sana o en casa del herrero...?

R. Yo la hago.

P. No será con los faroles que se marca de que sube en bici los puertos del Tour de Francia.

R. He hecho todos, menos uno que haré este año: el Puy de Dôme.

P. ¿ Y cuando acaba dice: "Tampoco era para tanto lo de Indurain"?

R. Esto no lo pienso, porque Indurain subía los puertos luchando con otros. Yo los subo solo.

P. ¿Gastro-nómicamente qué es lo que pierde?

R. A mí me gusta mucho la comida. Pero soy de los que, cuando voy a un restaurante, tomo dos aperitivos, nunca un plato principal. Escojo lo que más me gusta, pero platos pequeños.

P. ¿Usted es todo corazón?

R. No. Hay mucho cerebro.

P. ¿En el cole ya apuntaba maneras de megacardiólogo?

R. No. Yo no era un buen estudiante. Jugaba muchas horas al tenis, y un día me dije: vas a hacer algo en serio. Entré en medicina. Y soy muy obsesivo: cuando me responsabilizo de algo, me entrego.

P. ¿Cuál es su sueño más recurrente: arterias y ventrículos o Sharon Stone en su consulta?

R. Ni lo uno ni lo otro. Es la gente joven con la que trabajo.

P. ¿Es usted una eminencia?

R. Mire usted, yo soy una persona muy normal.

P. ¿Cuando nos enamoramos se entera el corazón?

R. El corazón puede palpitar. Pero no tiene nada más que ver.

P. ¿La prensa o los programas del corazón tienen grasa, caspa o colesterol?

R. Yo no los miro. Creo que es absurdo.

P. Déme una receta antiestrés.

R. Tres puntos fundamentales: el ejercicio físico, la relajación como el yoga y la reflexión de, al menos, veinte minutos al día, en los que usted piensa y se organiza.

P. ¿Quién le produce más estrés: Bush o Maragall?

R. Yo no quiero entrar en ningún tema de éstos, pero sí le puedo decir que Bush me produce estrés.

P. ¿Usted se divierte?

R. Leo mucho, hago mucho deporte, hablo con mucha gente y tengo una vida muy variada.

P. Sin olvidar que debe de ser una fiera con la bici.

R. Llevo diez años con el ciclismo. Y en realidad me entreno sin bicicleta.

P. Pues eso sí que tiene mérito.

R. Me entreno con el rodillo, utilizando la musculatura que luego usaré con la bicicleta. Creo que si subo todos esos puertos, el cincuenta por ciento es mental, confianza en mí mismo. Esto es básico para todo.

P. Y a usted le sobra esa confianza.

R. La he ganado. Yo tengo confianza en mis inseguridades. Hago lo que mi responsabilidad me dicta. Y esto me da tranquilidad. Vivimos en un mundo completamente loco al que tengo miedo.

P. Habla de retrasar la jubilación: habrá quien quiera matarle.

R. La jubilación en un trabajo concreto no es absurdo. Pero lsi estamos prolongando la vida y hay una buena calidad de vida, tenemos que estar obligados a servir a la sociedad de otra manera. Si no hacemos esto, va a haber un cataclismo económico.

P. Algunos le matarán, pero el ministro de Trabajo le puede poner un piso.

R. Yo estoy muy estimulado, porque tengo muchos proyectos. Con el Centro Nacional de Investigaciones Cardiovasculares me hace mucha ilusión poder contribuir a la investigación en este país, que es su futuro económico. Y me ilusiona descubrir gente joven a la que apoyar, y poder hacer algo por la sociedad.

Valentín Fuster, fotografiado el miércoles en Madrid, adonde vino a presentar su libro <i>La ciencia de la salud.</i>
Valentín Fuster, fotografiado el miércoles en Madrid, adonde vino a presentar su libro La ciencia de la salud.RICARDO MARTÍN

PERFIL

Con 63 años y dos hijos, este científico barcelonés, que lleva 35 años en Nueva York, da la impresión de haber llegado a colocar satisfactoriamente en su sitio cada uno de sus componentes humanos. Si encuentra un hueco entre sus trabajos en Europa y América, espera que Ferran Adrià le enseñe a cocinar. Tiene unos ojos espléndidos.

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