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Reportaje:

Darfur, demasiada carga para Europa

La ayuda a las víctimas de la guerra de Sudán, con 570 millones de euros, es la mayor de la historia de la UE

Francisco Peregil

Cuando se aterriza en el aeropuerto de El Fashir, en pleno desierto de Darfur, una de las cosas que más llaman la atención son los carritos para transportar el equipaje. Tal vez llegaron en su día desde el aeropuerto londinense de Heathrow. Y aún lucen, herrumbrosos, una chapa amarilla que recuerda su procedencia. Su presencia resulta discreta y de gran utilidad, pero sólo durante un corto trayecto. Porque el viajero topa enseguida con la arena del desierto y ya no hay carrito que pueda con ella. El recorrido de la UE en Darfur también ha sido discreto y eficaz en los últimos dos años. Pero la población afectada por la guerra que se desencadenó en febrero de 2003 reclama otro tipo de ayudas para evitar la hemorragia de muertes.

Los Veinticinco se han gastado mucho dinero, pero la huella europea no termina de notarse

Tras la matanza de 200.000 personas y el desplazamiento de dos millones a campos de refugiados entre 2003 y 2004, el dinero de los europeos resultó vital para dar cobijo y comida a la población. Y también para vigilar el alto el fuego de 2004. Sin embargo, pocos sudaneses son conscientes de que la misión de paz de los 7.000 soldados de la Unión Africana en Darfur se financia en más del 50% con dinero europeo y que una docena de militares europeos de alto rango asesoran a los africanos.

Al pasar ante la base militar de la Unión Africana, protegida por alambres de espino, un estudiante de inglés exclamó:

-¡Qué bien se protege esta gente! Vinieron para protegernos a nosotros y lo único que hacen es comer, pasearse y protegerse ellos.

-¿Y qué opina del trabajo de la Unión Europea?

-Nos ha decepcionado. Creíamos que iban a intervenir y al final todo se ha quedado en palabras.

-¿Pero se refiere usted a la UE o a EE UU?

-A los occidentales.

Es como si la UE tuviese un problema de imagen de marca. A los flamantes todoterreno con las insignias de la ONU se les ve llegar de lejos entre los vehículos desvencijados de El Fashir. Pero cuesta ver un símbolo europeo. El concepto de Europa se difumina entre el polvo de las calles sin asfaltar y se diluye en algo tan vago como "la comunidad internacional".

"Hubo disensiones dentro de la UE sobre cómo actuar ante esos quebrantamientos del acuerdo, y eso evitó que se actuara de una forma firme", señala una fuente diplomática europea. "Pero si alguien ha hecho un esfuerzo por lograr la paz en Darfur es la UE".

Tal vez lo de los carritos de Heathrow no sea una casualidad. Reino Unido, país que colonizó Sudán hasta 1956, es el mayor contribuyente bilateral de Europa a las fuerzas de la Unión Africana, seguido de Holanda, Alemania, Francia e Italia. Todos han aportado equipos técnicos y vehículos. Pero no termina de notarse el sello de Europa. Y eso que la UE lleva ya gastados 570 millones de euros, de los que 445 han ido a ayuda humanitaria. "Las ayudas para la gente de Darfur han sido de las mayores en la historia de la UE", señala Antonio de Velasco, de la Oficina Europea de Ayuda Humanitaria.

Alfred Taban, director del diario sudanés Khartoum Monitor, se muestra satisfecho con la labor de la UE, pero no con el trabajo político. "Ahora, Europa debería trabajar con EE UU y hacer que las partes que negocian la paz en Nigeria se sienten de verdad a negociar. Si no hubiese sido por EE UU, en el Sur de Sudán

[donde se ha librado hasta junio de 2005 una guerra que ha durado 21 años] estaríamos todavía luchando. No se puede solucionar el problema sólo de forma humanitaria".

En septiembre se puede iniciar en Darfur el reemplazo de las tropas de la Unión Africana por los cascos azules de la ONU. ¿Significa eso un fracaso de la política exterior de la UE? "Al contrario", señala una fuente diplomática. "Europa saldrá ganando porque la carga del proceso de paz se repartiría entre más países".

Un carrito de Heathrow, ante el aerodromo de El Fashir, en Darfur.
Un carrito de Heathrow, ante el aerodromo de El Fashir, en Darfur.F. P.

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Sobre la firma

Francisco Peregil
Redactor de la sección Internacional. Comenzó en El País en 1989 y ha desempeñado coberturas en países como Venezuela, Haití, Libia, Irak y Afganistán. Ha sido corresponsal en Buenos Aires para Sudamérica y corresponsal para el Magreb. Es autor de las novelas 'Era tan bella', –mención especial del jurado del Premio Nadal en 2000– y 'Manuela'.

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