Un libro narra la historia del cine en Almería desde 1896 hasta 1936
Por vez primera en Almería un libro recoge todo lo que tiene que ver con la producción y exhibición cinematográfica desde el año 1896 hasta el estallido de la Guerra Civil en 1936. El profesor y estudioso cinematográfico Ignacio Ortega (Peal de Becerro, Jaén, 1947) desvela en Crónica social del cine en Almería: 1896-1936 la "pequeña revolución" que el cinematógrafo supuso para la Almería republicana.
El público de la época, con un 75% de analfabetismo en la provincia, tenía especial interés y conocía "a la perfección" a todas las estrellas del cine americano. El cine alemán también estaba muy introducido antes de la Guerra Civil en la provincia y, sobre todo, el español.
"La base del público estaba más interesada por el cine español y conocía a directores y actores por igual. Tan popular era un Florián Rey como una Estrellita Castro. El cine español estaba de dulce durante la II República. Era una industria muy reclamada por el cine americano en cuanto a capacidad de imaginación, capacidad temática.... Tanto es así que muchos actores y directores eran ya reclamados por otras nacionalidades para rodar en sus estudios o guionizar determinadas películas", apunta Ortega.
En efecto, el libro da cuenta de cómo la industria cinematográfica española, que no estaba preparada para la producción de películas, forzó a muchas empresas a rodar en estudios americanos, ingleses, alemanes o franceses, o incluso a sonorizar en estos países películas silentes que se rodaban en España.
Músicos
Lo cierto es que el cinematógrafo supuso una inversión de los valores del ocio y del tiempo libre de los almerienses hasta el punto de convertirse en referente, al igual que en el resto de provincias andaluzas. Sin embargo, Almería cuenta con un elemento diferenciador respecto al resto de Andalucía personalizado en la figura del llamado explicador.
"A la hora de las representaciones del cinematógrafo ante el público en el resto de las provincias existía esta figura, que se inventaba una historia conforme se sucedían los diferentes fotogramas porque la gente no sabía leer los rótulos. Sorprendentemente en Almería no se consolidó el explicador y el público se deja acompañar por los músicos de de la provincia. Esos músicos estudiaron en los conservatorios de Cádiz o Málaga y repetían las partituras más conocidas y habituales e incluso repentizaban sus propias bandas sonoras y también ensayan sus propias composiciones musicales", explica el historiador.
Para la elaboración de Crónica social del cine en Almería, editada por la Fundación Unicaja, el autor ha buceado entre los papeles del Archivo Municipal, la Filmoteca española, la Filmoteca catalana y un gran volumen de fuentes hemerográficas con periódicos, revistas y folletos de la época.
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