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Barcelona planea exigir que las nuevas tiendas midan un mínimo de 20 metros cuadrados

El número 20 se ha convertido en el dígito clave del plan comercial que prepara el Ayuntamiento de Barcelona. Primero fue la propuesta de prohibir grandes comercios en calles con menos de 20 metros de ancho. Ahora el Ayuntamiento planea exigir que las nuevas tiendas que no sean del ramo de alimentación tengan una superficie mínima de 20 metros cuadrados, de acuerdo con una propuesta entregada por el consistorio a las asociaciones de grandes, medianos y pequeños comercios. Se prevé que la medida afecte a los locales individuales y a los ubicados en instalaciones colectivas, aunque habrá excepciones cuando la "actividad o su limitada oferta [de los comercios] lo justifique".

Los 20 metros cuadrados mínimos de superficie que se quiere exigir a las nuevas tiendas se entenderán dedicados a superficie de venta. No se incluirán, por tanto, en esta superficie los espacios dedicados a probadores, aseos ni a almacenes. Así consta en el Plan Especial de Equipamiento Comercial y de los Usos no Alimentarios de Barcelona, a través del cual el área de Comercio, que dirige el segundo teniente de alcalde, Jordi Portabella, quiere regular el comercio en la ciudad.

El Ayuntamiento ha mantenido varias reuniones con representantes del sector. La última se celebró ayer y estuvo presidida por el director de Comercio del Ayuntamiento, Albert González. Los comerciantes han presentado alegaciones y plantearán nuevas propuestas antes de que el Ayuntamiento cierre el plan, previsiblemente a mediados de año.

Con este plan, el consistorio quiere ejercer sus competencias comerciales señalando en qué zonas y en qué condiciones se podrán abrir los comercios no alimentarios en la ciudad. El plan no pone trabas a la apertura, en términos generales, para las pequeñas y medianas tiendas que tengan una superficie de hasta 1.300 metros cuadrados.

Los negocios más grandes se deberán abrir en la llamada "trama urbana consolidada" como fija la ley aprobada por el Parlament en diciembre pasado. La regulación municipal regirá, en cambio, para los comercios más grandes.

Almacenes y descarga

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Se planea que la implantación de algunos nuevos negocios -como grandes almacenes de más de 10.000 metros, hipermercados o las tiendas de marca de más de 2.500 metros cuadrados- sólo puedan abrirse en las calles que tengan más de 20 metros de ancho. Esta es precisamente la anchura de las calles del Eixample, diseñadas por Ildefons Cerdà a mediados del siglo XIX (véase EL PAÍS del 27 de diciembre pasado).

Otra novedad del plan es la regulación de los almacenes de los grandes y medianos comercios. Para facilitar la carga y descarga, se pretende que los comercios de más de 500 metros de superficie tengan un almacén de tamaño suficiente para reponer sus existencias cada semana.

El Ayuntamiento ha suavizado el apartado sobre los almacenes. Si antes sólo establecía que su tamaño permitiera garantizar "una rotación semanal de las existencias", ahora ha incorporado la coletilla: "excepto que garantice un sistema de reposición adecuado y sin impacto en el espacio vial público, circunstancia que se habrá de justificar".

Varias fuentes del sector comercial consultadas dan por buena esta propuesta. "La mayoría de los medianos y grandes comercios ya disponen de grandes almacenes para guardar el género", dijo una fuente. Los comercios se preocupan de dar salida rápida a las existencias porque de lo contrario "hay que financiarlas sin contrapartida de ingresos", recalca otra fuente del sector.

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