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Reportaje:

Hurtos en familia

La policía detiene a tres parejas rumanas que usaban a sus hijos para robar

Jesús García Bueno

Aunque la mayoría de hijos menores de edad viven de sus padres, hay ocasiones en que ocurre justo lo contrario. En Badalona, una populosa localidad del área metropolitana de Barcelona, tres parejas de origen rumano utilizaban a su prole para subsistir. No les obligaban a trabajar, ni a buscarse la vida; ni siquiera a dejar parte del sueldo en el hogar. Sencillamente, les enviaban cada día a la capital catalana con una orden precisa: robar. Y cuanto más, mejor.

Lo cierto es que les adiestraron bien en el arte de la cleptomanía. Entre 13 chavales cometieron, en apenas dos años, cerca de 600 hurtos. Los menores actuaban sobre todo en las terrazas de bares y restaurantes del casco antiguo de Barcelona. Enredaban a sus víctimas (muchos, incautos turistas) de diversos modos: haciéndose pasar por mendigos, pidiendo dinero para una asociación de sordomudos inexistente o dejando caer con picardía un diario gratuito sobre la mesa.

Es la primera vez en España que unos padres van a prisión por delitos cometidos por los hijos

Repartidos en grupúsculos, se hacían rápidamente con móviles, cámaras fotográficas, carteras y cualquier otro objeto de pequeñas dimensiones. La gran mayoría son menores de 14 años y están exentos, por tanto, de cualquier tipo de responsabilidad penal. Los padres lo sabían y hasta les indicaban qué debían decir en caso de que vieran aparecer a un agente de la autoridad: "Somos refugiados de Rumania". Sin posibilidad de detenerlos, los chiquillos volvían de su razia y entregaban el botín a sus papás, que revendían los objetos de forma clandestina.

El chollo les duró a los mayores hasta el pasado miércoles, cuando los Mossos d'Esquadra culminaron la Operación Bucarest después de casi cuatro meses de investigación. Los agentes detuvieron en Badalona a los matrimonios Mihai y Gheorghe; y en Madrid, a los padres de la familia Paun, que una semana antes había abandonado la ciudad catalana para eludir la presión policial. Un juez de Barcelona ordenó el ingreso en prisión de cinco de los seis detenidos, a quienes se ha retirado la tutela de los niños. En total, la Generalitat se ha hecho cargo de 11 menores.

Según explicó ayer en una conferencia de prensa la consejera de Interior del Gobierno catalán, Montserrat Tura, es el primer caso en España en el que unos padres van a la cárcel como presuntos autores de delitos cometidos por sus hijos. De hecho, la investigación policial se centró desde el inicio en tratar de demostrar que los padres no sólo tenían conocimiento de los hurtos de los menores, sino que dirigían y coordinaban sus acciones. Para llegar a estas conclusiones, los Mossos constataron, entre otras cosas, que los padres no tenían ningún tipo de ingreso económico más allá de la venta de objetos robados.

Al final, a estas tres parejas rumanas se les ha podido acusar de delitos contra el patrimonio, de asociación ilícita para delinquir y de atentar contra los derechos y deberes familiares. Los niños no estaban escolarizados, permanecían en Barcelona durante casi doce horas (desde las ocho de la mañana) y su alimentación era deficiente, ya que, según la policía, utilizaban parte del dinero que sustraían para comer en restaurantes de comida rápida.

"Utilizar a menores como mero instrumento para delinquir es doblemente triste y doblemente grave", recalcó ayer la titular de Interior. La investigación continúa abierta. Según la policía, existen otras siete parejas rumanas en los alrededores de Barcelona dedicadas a idéntica tarea: empujar a sus hijos a la delincuencia. Los menores comienzan a robar a temprana edad (siete u ocho años) y dejan de hacerlo a los 14, cuando ya se les puede imputar delitos.

Una de las familias rumanas detenidas, en su domicilio de Badalona.
Una de las familias rumanas detenidas, en su domicilio de Badalona.

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Sobre la firma

Jesús García Bueno
Periodista especializado en información judicial. Ha desarrollado su carrera en la redacción de Barcelona, donde ha cubierto escándalos de corrupción y el procés. Licenciado por la UAB, ha sido profesor universitario. Ha colaborado en el programa 'Salvados' y como investigador en el documental '800 metros' de Netflix, sobre los atentados del 17-A.

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