¿Sofá o sillín?
A cada primavera el mismo cuento: ¿sofá o sillín? El buen tiempo inclina a lo segundo, ciertamente. Por estas fechas, a los motoristas nos entra una tremenda sed de asfalto, sin duda a consecuencia del efecto hibernación que durante meses nos ha tenido anclados al tresillo. Es hora de sacarle brillo al hierro y salir a vacilar por ahí. Pero hete aquí que un ancestral aullido del sillón nos bloquea las voluntades. Empieza nuestro adorado mundial de motociclismo. Van a ser 17 pruebas sin compasión, 17 domingos en los que habrá que asegurarse una buena pole ante el televisor.
Somos gente con suerte, la verdad. No todos los espectadores están seguros, antes de alumbrar la pantalla, si el espectáculo que van a presenciar va a ser emocionante o aburrido. Nosotros sabemos que va a ser emocionante, sabrán tolerarnos la chulería. Tal como dejamos la temporada anterior, no tenemos ninguna duda de que la adrenalina nos acompañará desde el inicio mismo de las hostilidades.
La jornada de ayer no nos defraudó simplemente porque no podía hacerlo. Por primer vez íbamos a ver a Valentino Rossi y a Dani Pedrosa luchando por el título en la categoría reina. Una cita histórica, no se trataba de ningún tópico. La caída del italiano nos defraudó un pelín, es verdad, pero nos resarcimos viéndole luego remontar hasta el puesto 14 y arrancar dos puntitos con los dientes. Nos decepcionó por supuesto que a Sete se le rompiera la Ducati, pero la marca mítica de Borgo Panigale -tan próxima en el imaginario a la Bultaco fundada por el abuelo de Gibernau- acababa en lo más alto gracias a la victoria del simpático Loris Capirossi. En cuanto a Dani Pedrosa, con él tenemos la levitación asegurada durante todo el ciclo. Hace dos años se subía por primera vez a una dos y medio y ganaba el campeonato. Este año ya se verá, pero ha empezado a marcar el ritmo con un aplomo impresionante: acabar segundo en la primera prueba que disputa a lomos de una máquina de 250 caballos es una proeza sólo al alcance de los más grandes.
Por si todo ello no nos bastara, en las categorías inferiores tenemos una reserva de emociones para consumir a placer ahora mismo y en los próximos años. En el cuarto de litro, el duelo Jorge Lorenzo-Héctor Barberà no ha hecho más que empezar. Ambos montan Aprilia, la marca de Noale, en la región del Véneto, otro gran nombre del motor italiano que se las tendrá con la siempre competitiva Honda. Y si bajamos a 125, de nuevo encontramos a un español en todo lo alto del cajón, Álvaro Bautista, y una nueva gran lucha de marcas: están las Aprilia, las Derbi, las KTM, las Honda...
Disculparán la arrogancia, pero vamos sobrados de emociones. Esto no es el fútbol, donde todo el mundo sabe que el Barça ganará la liga. Aquí todo es mucho más abierto y vibrante. Hasta tal punto, que el dilema sofá-sillín se volatiliza. Los sábado sillín, los domingo de carrera sofá. ¿Alguien podría dudarlo?
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