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Reportaje:

Del textil al ladrillo

La familia Simó vende las antiguas naves de Paduana en Ontinyent para la construcción de bloques de viviendas

Pasado y presente. Un puente imaginario entre la industria tradicional manufacturera y la construcción. Dos actividades diferentes, características de tiempos distintos, se dan la mano en la antigua fábrica de mantas Paduana, en Ontinyent. Fábrica textil cuya venta acaba de cerrar la familia Simó hace apenas unos días y sobre la cual se construirán en un plazo máximo de cuatro años bloques de viviendas.

El edificio Paduana, una de las empresas con más nombre y solera de la industria textil española, tiene una fachada protegida por el Ayuntamiento que fue construida a principios del siglo XX en un estilo modernista. El edificio en su tiempo sirvió de residencia para la familia Simó, propietaria del negocio, y también para el personal directivo de este negocio fundado en 1919 por José Simó Marín (quien se inspiró en la iglesia de San Antonio de Padua para bautizar la empresa) y sobre él hay un acuerdo de permuta a cambio de obra nueva para la familia propietaria. El acuerdo respetará la fachada y rehabilitará el resto del edificio, ubicado en pleno centro de Ontinyent.

En paralelo a esta actuación, los Simó han vendido a la sociedad The Big Boys, SL, las naves de producción anexas al edificio emblemático, sobre cuyo suelo están proyectadas 140 viviendas y 500 plazas de aparcamiento. La promotora valenciana General Constructor, SA, actuará como promotor y constructor del Programa de Actuación Integrada. El proyecto tiene una superficie de 12. 429 metros cuadrados de suelo y una edificabilidad de 26.222 metros cuadrados. María José Solaz, gerente de General Constructor, explica que el concepto de este proyecto que incluye espacios verdes es "integrar las viviendas a través del edificio antiguo de Paduana".

La empresa marcó tendencia en producto y estrategia. En el primer campo, por ejemplo, este negocio de carácter familiar fue pionero, en los setenta, en la introducción en las mantas de fibras acrílicas y los acabados especiales de terciopelo y pelo tundido. Y en el segundo, a mediados de los cincuenta ya contaba con una filial en Marruecos, donde realizaba la mayor producción del norte de África. La empresa miró siempre hacia el exterior, donde vendía aún a finales de los noventa alrededor de la mitad de su producción. Paduana es el nombre propio que sirve de emblema para toda una actividad que ahora vive momentos de incertidumbre y cambio frente a la globalización. La propia empresa se ha convertido ahora en una pyme ubicada a las afueras de Ontinyent y más orientada a la fabricación de telas de tapicería y decoración.

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