La lógica del ladrillo
Colectivos ciudadanos tratan de frenar un modelo de crecimiento urbanístico insostenible
Palomares del Río ha sido uno de los últimos municipios del Aljarafe sevillano en incorporarse a un emergente movimiento ciudadano que reclama una comarca "habitable", aspiración incompatible con planeamientos urbanísticos que, lejos de las verdaderas necesidades de los vecinos, plantean procesos de urbanización desmesurados e insostenibles. En el caso de esta localidad, el avance del nuevo PGOU contempla pasar de las 2.500 viviendas actuales a 9.700, lo que supone incrementar la población en más de un 700% (de 4.700 vecinos a unos 34.000), consumiendo una buena parte del suelo disponible y sin tener resuelto, en los orígenes de este proceso, el necesario incremento de las infraestructuras y servicios que han de soportar las necesidades básicas de esta población.
Al mismo tiempo, este vertiginoso crecimiento se apoya en la urbanización de terrenos que, en algunos casos, se pueden considerar protegidos o forman parte de zonas con un gran valor ambiental, como ocurre con la cornisa del Aljarafe o el valle del Riopudio.
Al margen de procedimientos como el de las alegaciones, cauce de participación pública que, por imperativo legal, debe contemplar el ayuntamiento palomareño, un grupo variopinto de ciudadanos puso en marcha hace algunos meses la plataforma Palomares Habitable que, en las últimas semanas, ha servido para fomentar el debate en torno a las consecuencias sociales, económicas, culturales o ambientales de un modelo urbanístico que no contempla la calidad de vida entre sus prioridades.
La iniciativa nace de una inquietud que ya estaba presente en la Asociación para la Defensa del Territorio del Aljarafe (ADTA), fundada en 1999 y muy activa en el desarrollo de numerosas iniciativas que buscan introducir criterios sostenibles en el futuro de una comarca que aglutina ya a más del 30% de la población del área metropolitana de Sevilla o, lo que es lo mismo, a unas 300.000 personas.
Colectivos similares
Con el paso de los años los responsables de esta asociación han ido estimulando el nacimiento de otros colectivos similares, de manera que, al margen de la plataforma palomareña y antes incluso de que esta se pusiera en marcha, venían trabajando otras similares en Almensilla, Mairena del Aljarafe, Valencina de la Concepción o Bormujos. Todas funcionan ya de manera coordinada bajo el paraguas de una gran plataforma, Aljarafe Habitable, a la que no dejan de unirse colectivos preocupados por estas cuestiones.
El potencial de esta movilización espontánea se puso de manifiesto el año pasado en Almensilla, cuando en poco más de un mes un grupo de vecinos constituían la correspondiente plataforma, para discutir los planteamientos del nuevo PGOU, y terminaban por entregar a los responsables municipales una alegación razonada suscrita por algo más de mil vecinos, cifra nada despreciable en un municipio que no alcanza los los 5.000 habitantes. En este caso, el PGOU planteaba pasar de algo más de 2.200 viviendas a más de 20.000, con una población final que rondaría los 65.000 vecinos.
Otro indicador de la fuerza que están adquiriendo estas movilizaciones es la respuesta que a las mismas están planteando algunas fuerzas políticas. Las hay que temen el nacimiento, a partir de estas plataformas, de candidaturas alternativas para las próximas municipales, capaces de aglutinar el voto de unos vecinos descontentos. A pesar de que esta opción no se ha planteado en ningún caso, lo cierto es que en algunos municipios se han recogido más firmas, en apoyo de los planteamientos que defiende Aljarafe Habitable, que el número de votos con los que gobiernan las correspondientes formaciones políticas en el poder.
También hay partidos que, aún respetando la independencia de estas plataformas, han decidido prestar apoyo a las mismas. El portavoz de Los Verdes de Andalucía, Francisco Garrido, anunció hace unos días que la formación "pondrá sus servicios jurídicos a disposición de Aljarafe Habitable, y presentará iniciativas tanto en el Parlamento Europeo como en el Congreso de los Diputados". Esta colaboración facilitará la presentación de alegaciones a los diferentes PGOU, además de recursos de alzada ante la Consejería de Obras Públicas e, incluso, procedimientos contencioso-administrativos.
Como en otras movilizaciones ciudadanas, surgidas al margen de las instituciones, las facilidades que brinda Internet como medio de comunicación se están revelando decisivas. Ya hay foros de debate on-line (www.aljarafevivo.org), blogs (http://alja-rafe.blogspot.com) y web (www.adtaljarafe.org, www.almensillahabitable.com), en donde es posible recabar toda la información sustancial a propósito de los planeamientos urbanísticos de los municipios y también de las iniciativas para tratar de racionalizarlos.
El fenómeno no es exclusivo del Aljarafe sino que, con parecidas características, esta movilización se está manifestando en otras aglomeraciones urbanas, como la vega de Granada o el área metropolitana de Málaga. En definitiva, como explica Carlos Pérez, arquitecto y miembro de la asociación Arquitectura y Compromiso Social, "la ciudad no pertenece a las administraciones públicas, ni a la promoción inmobiliaria, ni siquiera a los representantes de asociaciones de vecinos. Nos pertenece a todos y a todos exige corresponsabilidad para con su desarrollo".
Crecer y morir
"Crecer o morir" fue el desafortunado titular que escogió el Ayuntamiento de Palomares del Río cuando dio a conocer, en la revista municipal, algunas de las actuaciones urbanísticas que justificaban la redacción de un nuevo PGOU. En una carta al director de esta publicación, un ciudadano corregía, poco después, el contundente titular: "Crecer, y morir de gordo y deforme".
La metáfora no es superficial ni está mal planteada. Con frecuencia los especialistas en urbanismo recurren al cuerpo humano para expresar la realidad dinámica e interrelacionada de los municipios que conforman las complejas áreas metropolitanas. Admitiendo esta comparación, señala Víctor Fernández, profesor de Geografía de la Universidad de Sevilla, "la pregunta sería si el área metropolitana de Sevilla es un cuerpo sin cabeza, dada la escasa capacidad de institución o municipio alguno para articularla de forma equilibrada, o si más bien se trata de un cuerpo demasiado pequeño para tanta cabeza, puesto que el 65% de la población del área sigue residiendo en la ciudad central".
En cualquier caso, en el Aljarafe la desmesura es más que evidente. Mientras que la densidad de población media de la provincia de Sevilla se sitúa en 93 habitantes por kilómetro cuadrado, esta comarca casi la duplica (173 habitantes por kilómetro cuadrado) y hay municipios donde ya se alcanzan niveles de densidad que superan los 1.500 habitantes por kilómetro cuadrado. El número de vehículos que todos los días, a primera hora de la mañana, descienden del Aljarafe a Sevilla rondan los 50.000, cuando la capacidad de la red arterial que los soporta, en sus accesos a la capital, apenas alcanza los 35.000 vehículos. El colapso es evidente.
Si el ritmo de urbanización no se modera y se organiza con criterios sostenibles, otras infraestructuras y servicios públicos se verán también saturados, porque no es fácil atender las crecientes demandas de agua, suministro eléctrico, atención médica, seguridad ciudadana, escolarización o equipamientos culturales y de ocio.
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