El patrón de la CEOE saca pecho
Cuevas estrena su séptimo mandato disparando contra el Gobierno, los sindicatos y los empresarios vascos y catalanes
Veinte años. Al renovar en el cargo por séptima vez, el presidente de la patronal CEOE, José María Cuevas, "garantizó" el pasado febrero que ésa iba a ser la edad del "espíritu de trabajo" de su nuevo mandato. Y, sin duda, las cinco semanas y media transcurridas desde entonces están impregnadas, como mínimo, de la rebeldía y el ímpetu propios de los veinteañeros a los que aludía el veterano patrón del empresariado español. Nunca ha sido un hombre de pelos en la lengua pero, corroboran fuentes del Gobierno, "sí, detectamos un cambio de tono, de actitud".
Cuevas está envalentonado. En este breve tiempo, se ha enfrentado con los sindicatos y con el Gobierno -en especial, el Ministerio de Trabajo-, al alzarse contra la Ley de Igualdad, "rejón de muerte al diálogo social", y contra el recorte del tiempo de trabajo para conciliar vida laboral y familiar.
Las pymes son uno de los principales puntales de apoyo del presidente de la patronal
Cuevas traslada al empresariado el discurso político a favor de la unidad de España
Ha protagonizado también un choque de trenes con el presidente de la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV), Manuel Conthe, al sugerir la connivencia de éste con la oferta pública de adquisición (OPA) de Gas Natural sobre Endesa. Conthe se ha sentido acusado de "prevaricación".
Cuevas, que siempre ha mantenido un tira y afloja con la patronal Confebask, ha herido además los ánimos de parte del empresariado vasco al distinguir entre el colectivo que se siente perseguido por el terrorismo, y que merece todo el apoyo de la CEOE, y el que prioriza el "disparate" de la búsqueda de la paz, y que prefiere que "los de Madrid" los "dejen a ellos solos". Lo soltó cuando faltaba poco para la bomba del "alto al fuego permanente" de ETA y Confebask salió a apoyar "cuantas iniciativas" exploraran el fin del terrorismo. Y eso que a los empresarios vascos les gusta entrar lo mínimo en el debate político.
Y luego está el desgarro, total, de las relaciones entre el abogado palentino y los empresarios catalanes, que en palabras de Cuevas "saben mucho" de pagar poco por algo apoyándose en las complicidades con el poder. Lo dijo a raíz de la tan traída y llevada OPA de la gasista, pero se sintió aludido el conjunto de la clase empresarial, a tenor de lo que aún ocurre hoy en Cataluña: más allá de las ganas de pasar página declaradas por la cúpula de la patronal catalana Fomento del Trabajo, no hay reunión con empresarios en la que no acaben aflorando el malestar contra Cuevas y la eterna pregunta: "¿Qué hacemos ahora?".
La respuesta suave de Fomento -que ya había abonado el terreno de la tensión con su propuesta para renovar la CEOE, finalmente sin cabeza visible al haberse echado atrás el candidato fantasma Juan Rosell- ha sido zanjar el tema. Las voces airadas partidarias de la ruptura, encarnadas por Antoni Abad, presidente de la vallesana Cecot, han quedado ahogadas.
Pese a todo, "los puentes con la CEOE están rotos", concluye un destacado miembro de la cúpula de la patronal catalana. Empresarios de Fomento venían afirmando que, si llegaba una tregua de ETA y se creaba una mesa negociadora, Cuevas no acabaría el mandato. Está por ver.
Por primera vez, y con fuerza simbólica, en el plantel de vicepresidencias de la patronal española no hay ningún representante catalán. Ni Rosell ni su mediador, Joan Gaspart, único catalán que ha quedado en la ejecutiva de la CEOE, querían estar. Ni Cuevas quería que estuviesen, al menos ahora. Y eso que Fomento, junto con la madrileña CEIM, es la organización territorial con mayor peso en la junta directiva, con 45 delegados. La catalana pesa más también que cualquier organización sectorial en la estructura directiva, cuyo primer puntal de apoyo para Cuevas es la confederación de las pequeñas y medianas empresas (Cepyme), presidida por Jesús Bárcenas.
El respaldo clave de las pymes -no el de las catalanas agrupadas en Pimec, fuera de la CEOE- no sólo pasa por Cepyme y por su enorme peso de 83 delegados. Las pymes tienen una presencia transversal en muchas organizaciones sectoriales. No todo son los bancos o la energía. "De los talleres de reparaciones representados en Confemetal hasta las pequeñas constructoras, los transportistas o los comerciantes tienen muy buena sintonía con Cuevas", apuntan en la CEOE.
Un antiguo peso pesado de la patronal asegura que en buena parte de las organizaciones sí hay críticos, pero minoritarios. Así, por ejemplo, fuentes de algunas organizaciones valencianas territoriales califican los ímpetus de Cuevas de "poco medidos" o "absolutamente inoportunos", y opinan que "lo último que debía hacer es atacar a empresarios, sean de donde sean". Sin embargo, el malestar de ciertos sectores cuando el presidente de la patronal Cierval, Rafael Ferrando (vicepresidente de la CEOE), garantizó el apoyo "unánime" a Cuevas en septiembre, el episodio no pasó de ahí, informa Rosa Biot.
Otro ejemplo de lo que ocurre lo aporta el País Vasco. Cuevas no es un personaje que allí resulte especialmente simpático, pero, para Confebask, si hay disculpa de por medio no ha lugar a boicoteo. Es un colectivo bastante disciplinado. En todo caso, las patronales vascas no están igual de cómodas con la CEOE de Cuevas. La alavesa SEA reconoce estarlo más que sus socios de Vizcaya (Cebek) y de Guipúzcoa (Adegi).
El conjunto del empresariado español, dentro y fuera de la CEOE, asiste mudo al espectáculo. "Es una polémica en el seno de la patronal", opina el Instituto de la Empresa Familiar. "No nos corresponde estar en esa batalla", señala el Círculo de Empresarios. "Esta guerra es ajena a nosotros", apunta el Consejo Superior de Cámaras de Comercio.
Si es cierto que quien calla otorga, una mayoría aplastante otorga. Y, dentro de la CEOE, la respuesta del centenar largo de empresarios de su directiva dio su respuesta el pasado 15 de marzo: unirse como una piña ante la "injustificable campaña de insultos" contra su presidente. Pero los exabruptos públicos no salieron de boca de ningún empresario o político no catalán. De las de catalanes, sí. Y abundaron en la procedencia del sindicato vertical del patrón sin empresa, en su día aupado a la presidencia por su antecesor catalán, Carles Ferrer Salat, y en lo supuestamente "rancio" del personaje.
"No es cierto. Muchos empresarios sí nos han expresado su disgusto en privado. Todo esto evidencia que la CEOE necesita renovarse. Las broncas entre empresarios solían mantenerse en el fair play, Cuevas no calculó los costes de sus actos. Seguro que está arrepentido", señalan fuentes gubernamentales.
¿Arrepentido? "Cuevas está sorprendido. Las cosas se sacan de quicio", minimizan fuentes de la CEOE. "Con los vascos, sólo distinguió entre dos tipos de empresarios. Y, con los catalanes, sólo contó un chiste, quizá malo, de catalanes, del que Ferrer-Salat se hubiera reído", añaden. Otra cosa es chocar contra el Gobierno. "Tiene una tendencia intervencionista importante. Y Cuevas se cuadra".
Los empresarios catalanes, que acusan la fatiga de la politización de toda iniciativa que surja de Barcelona, atribuyen el silencio empresarial a algunos argumentos del discurso de Cuevas: la unidad política de España, la cruzada contra el intervencionismo y las reformas de los Estatutos que pongan en riesgo la unidad de mercado. "La cuestión territorial se ha constituido en la estrella de todos los debates", dice Cuevas. Es un discurso en línea con el del PP, recuerdan fuentes sindicales. Le faltaba disparar contra la OPA de la catalana Gas Natural. Cuevas lo ha acabado haciendo, aunque sólo "como modesto accionista de Endesa".
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