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Crónica:FÚTBOL | 30ª jornada de Liga
Crónica
Texto informativo con interpretación

El líder, tan negado como el colista

El Barcelona formó con una alineación plagada de suplentes y no pasó del empate a cero en Málaga

Àngels Piñol

El Barça quiso hacer ahorrillos en La Rosaleda y se conformó con sumar un punto en su carrera imparable, de no mediar una catástrofe, hacia el título. Con las dos delanteras de los dos equipos especialmente negadas, el partido acabó sin goles. El Málaga, que se creció al final, recibió el empate con cierto alborozo. Está a un paso de Segunda División y todo lo que sume no es poco. El empate dejó una sensación agridulce en el Barça, que no estuvo fino de cara al gol: o se topó con Arnau, con el travesaño o...con el árbitro. En el haber azulgrana quedará la queja por el rastro dejado por el celebérrimo auxiliar Rafa Guerrero, con una marcada tendencia al protagonismo. Guerrero anuló un gol legal a Eto'o, ya concedido por el colegiado. que sacó de sus casillas al templado Rijkaard.

MÁLAGA 0 - BARCELONA 0

Málaga: Arnau; Jesús Gámez, César Navas, Fernando Sanz, Antonio López (Nacho, m. 58); Manu Sánchez (Edgar, m. 83), Bovio, Gerardo, Duda; Pablo Couñago (Antonio Hidalgo, m. 65) y Salva.

Barcelona: Víctor Valdés; Belletti, Oleguer, Rodri, Sylvinho (Gio van Bronckhorst, m. 62); Gabri (Iniesta, m.63), Motta, Van Bommel; Giuly (Ezquerro, m. 56), Larsson y Eto'o.

Árbitro: Rodríguez Santiago. Mostró la tarjeta amarilla a Antonio López e Iniesta.

La Rosaleda. 22.000 espectadores. Sylvinho abandonó el terreno de juego con una lesión en los isquiotibiales (m.62).

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Un buen día para Arnau y Rodri

Con un Barça impotente ante Arnau, el Málaga apretó al final pero ni Salva ni Antonio Hidalgo supieron rematar sus ocasiones para desesperación de La Rosaleda. Eso provocó cierto suspense al final de un partido que los azulgrana encararon excesivamente como un trámite administrativo. El Barça tiene la calculadora en la cabeza y sólo piensa en cerrar la Liga cuanto antes para centrarse en la Champions. Poco proclive a los cambios, Rijkaard debe verlo tan claro que ayer reservó a dos de sus hombres claves ante el exigente calendario (Benfica y Madrid) que le aguarda: Ronaldinho se quedó en casa y Deco estuvo en el banquillo. Salvo en la portería, hubo cambios en todas las líneas. La Rosaleda se encontró con un Barça tan distinto que costó reconocerlo. No es el mismo equipo sin la magia del brasileño. Le falta el alma, la capacidad de sorpresa y todo su infinito talento para inventar. También faltó Deco, el jugador que da consistencia al centro del campo, y el liviano Iniesta, pese a que aporta un barniz ofensivo al equipo, no da con la manera de hacerse un hueco en el equipo titular. Todo eso implicó que el Barça, que jugó con una alineación inédita, con Motta, Gabri y Van Bommel, en el centro del campo, fuera un conjunto plano y el partido, con la colaboración inestimable del Málaga, un tostón.

Poco inspirado, el Barça se tomó el partido como un banco de pruebas para Lisboa y al final sufrió más de la cuenta. Su defensa fue inédita: jugó Rodri en lugar del sancionado Puyol y pasó buena parte del partido desapercibido, poco exigido, aunque se mostró resolutivo. El Málaga le ayudó porque sólo apretó al final. Salva está a años luz del que le dio un revolcón a los azulgrana hace dos años. Su mejor ocasión fue una doble oportunidad que compartió con César Navas cuando Eto'o reclamaba ser atendido. Pero el colista -sólo ha ganado tres partidos en casa este año- es un conjunto ahora deprimido que únicamente se creció en la media hora final ante la falta de contundencia del líder.

Ni Larsson por la banda derecha ni Giuly por la izquierda pudieron imponerse a sus defensas. El francés, sustituido a la hora de partido por Ezquerro, es capaz de dar lo mejor y peor de sí mismo en pocos días. No tuvo su noche pese a que Hierro recicló a Antonio López como lateral y su banda fue un coladero. Belletti lo superó más veces que él. Falló un gol al poco del inicio y resbaló a menudo en el césped. Tampoco Larsson, en la banda izquierda, rayó a su altura. Arnau le frustró un gol cantado. Fue casi al final de la primera parte cuando, tras chutar Sylvinho una falta cometida sobre Belletti, llegó el gol anulado a Eto'o. Fue lo nunca visto: el árbitro concedió el tanto y tras consultar con el célebre Rafa Guerrero, lo anuló. No se sabe muy bien la razón pero Fernando Sanz, antes del chut del camerunés, tocó el balón con la mano, con lo que hubiera sido penalti. O quizá fue por falta previa de Larsson. Fuera por lo que fuera, el gol anulado enfureció a Rijkaard que inició tras el descanso la ruleta de los cambios.

No tardó mucho en irse Giuly y después Gabri, que actuó de capitán, cedió su plaza a Iniesta. El partido se abrió y quedó claro por qué el Málaga es de los equipos menos goleadores de Primera y también que Arnau le tiene tomada la medida a su ex equipo. Frustró ocasiones a Giuly, Larsson, Ezquerro y una final a Eto'o. Y al final, para sellar el 0-0, el camerunés envió un balón al larguero.

El líder pues no le pudo al colista en una jornada que remitió al Barcelona a épocas ya olvidadas: no empataba un partido desde que visitó Riazor hace cinco meses (3-3) y sólo se había quedado en dos ocasiones sin marcar, en Vitoria y Valencia, además de contra el Panathinaikos en la Champions.

Eto'o se lamenta de una ocasión fallada.
Eto'o se lamenta de una ocasión fallada.REUTERS

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