Al amparo de las cigüeñas

Le han bastado solamente tres ediciones al Festival Internacional de Música Pórtico de Zamora para consolidarse entre las citas imprescindibles de la vida musical española. Su cuarta temporada, que comenzó anteayer y se prolonga hasta el 2 de abril, rueda alrededor del franciscano zamorano fray Juan Gil y, en particular, de su libro Liber Mariae, del que se conserva una copia del siglo XIV en la Biblioteca Nacional. Es decir, que las músicas del festival se inspiran en la Virgen María y, así, la jornada inaugural, en la iglesia de San Cipriano, tuvo las Vísperas de la Virgen, de Monteverdi, como protagonista indiscutible. Fueron interpretadas por el histórico grupo inglés The Scholars, y en ellas lució por encima de todo su música maravillosa, pero también algunos intérpretes como los dos cornetas o la contralto. La versión fue compacta, sólida, pero a falta de un puntito de espontaneidad.

Ayer por la mañana, el festival se desplazó al pueblecito de Morales del Vino, en concreto a la iglesia de la Asunción, donde la soprano Emanuela Galli, acompañada de dos laúdes renacentistas, hizo -con el título Eya Mater- una sesión deliciosa e intimista, tomando como hilo conductor el Stabat Mater de Josquin des Prez, al que incorporó páginas de Verdelot, Isaac, Clemens non Papa y otros. Hubo lleno en los dos espectáculos, con un público fundamentalmente local, al que se añadió un número representativo de visitantes foráneos.

Entre las nuevas iniciativas del Festival Pórtico de Zamora destacan este año unas jornadas gastronómicas sobre la cocina en los conventos, en las que participan 20 restaurantes, con menús elaborados expresamente para la ocasión, bajo la denominación El receptorio de Juan Gil, y con productos de temporada de la tierra como garbanzos, lechazo, torrijas y otros.