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Crítica:
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Unamuno contra la raza testicular

Javier Rodríguez Marcos

Junto a una edición del Nuevo Testamento, en griego, la Divina Comedia y las poesías de Leopardi, en italiano, Miguel de Unamuno se llevó al destierro en febrero de 1924 un recorte con el manifiesto de Primo de Rivera. No en vano, los ataques al dictador eran la causa de su deportación a Fuerteventura. Cuando en julio de ese mismo año fue indultado sin garantías para ejercer su labor crítica, el escritor bilbaíno decidió exiliarse en Francia. Comenzaba un descielo que duraría hasta el final de la dictadura, en 1930. Autor ya de obras como Vida de Don Quijote y Sancho (1905), Niebla (1914) o La tía Tula (1920), Unamuno iniciaba un periodo del que iban a salir trabajos como La agonía del cristianismo o Cómo se escribe una novela. En esa misma época, el catedrático de Salamanca acumuló fragmentos para un libro que nunca llegó a terminar. Bénédicte Vauthier, profesora en la Universidad de Lieja, publica ahora, por primera vez, esos fragmentos. Su descripción no deja lugar a dudas: "Lo que se presenta bajo el nombre de Manual de quijotismo no es ningún manuscrito, sino unas 'cuartillas', unos 'folletos' dispares recogidos en un sobre titulado Manual de quijotismo". En su ejemplar edición, Vauthier ha transcrito, ordenado y anotado esos fragmentos sin atribuirles un carácter sistemático que nunca llegaron a tener y, además, los ha acompañado de materiales con los que tienen una relación directa. Por un lado, una edición crítica de Cómo se escribe una novela, una obra cuya historia editorial se vio zarandeada tanto por la censura española como por su edición original, en francés. Esa edición, precisamente, contó con la traducción de Jean Cassou, cuyo epistolario cruzado con Unamuno, inédito, constituye la segunda gran novedad de este volumen. Apoyándose en ese andamiaje, Bénédicte Vauthier estudia los matices del estilo de Unamuno -de la ironía a la cólera- y defiende una tesis bien fundamentada: como la mayoría de los escritos del exilio, el Manual de quijotismo nació como respuesta a una situación política creada por la censura y el destierro. La lectura de los fragmentos del Manual da una idea de la ambición de su autor, que pasa de la diferencia entre juego y deporte a la relación entre el alma y el cuerpo (el lugar del alma) y de la idea de genio (el sentido común elevado al cubo, según Clarín) a la diferencia entre Oriente (que deriva la política de la ética) y Occidente (que hace lo contrario).

MANUAL DE QUIJOTISMO / CÓMO SE HACE UNA NOVELA / EPISTOLARIO MIGUEL DE UNAMUNO-JEAN CASSOU

Miguel de Unamuno

Estudio preliminar de Bénédicte Vauthier

Universidad de Salamanca

Salamanca, 2005

286 páginas. 18 euros

Efectivamente, la inagotable

apertura de miras de Unamuno queda patente en una torrencial yuxtaposición de referencias, citas y pensamientos, aunque no resulta difícil rastrear lo que el núcleo de su reflexión debe a Cervantes. Ni, como quiere Vauthier, lo que debe a otro Miguel, Primo de Rivera. Así lo declara el propio escritor es un fragmento inequívoco: "Don juanismo contra quijotismo. El catolicismo testicular. Masculinidad. Macho: La raza concepto de ganadería. 'Macho la cualidad de la raza', dice Primo. Las ganas". Aunque Unamuno apunta en otro momento su interés por acercarse a don Quijote, Hamlet, Segismundo y don Juan como arquetipos de la cultura europea, la cosa queda en el enfrentamiento entre el "discreto y casto" personaje de Cervantes y el "botarate y peliculero personaje de casino" creado por Tirso y recreado por la tradición. O sea, la autoridad sin poder frente al poder sin autoridad, es decir, Unamuno frente a Primo.

Manual de quijotismo contiene, así, toda una teoría moral que es también política, una filosofía de la acción que arroja nueva luz sobre unas obras muchas veces leídas desde los alrededores de la intimidad de su autor. Un autor, por cierto, que escribió que "quien se dedica al púlpito ha de abandonar el confesionario". "Hasta los monjes hacen monasterios", escribió también. Lejos de limitarlo, pues, la lectura política de los fragmentos que lo forman, escritos entre 1925 y 1928, no hace sino enriquecer un manual no nato pero concebido en la estela de Cómo se hace una novela -como ésta nació en la de La agonía del cristianismo-. De hecho, para Vauthier, Manual... y Cómo... formaría "un libro único del cual sólo una parte llegó a editarse". De ahí la pertinencia de esta edición.

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Sobre la firma

Javier Rodríguez Marcos
Es subdirector de Opinión. Fue jefe de sección de 'Babelia', suplemento cultural de EL PAÍS. Antes trabajó en 'ABC'. Licenciado en Filología, es autor de la crónica 'Un torpe en un terremoto' y premio Ojo Crítico de Poesía por el libro 'Frágil'. También comisarió para el Museo Reina Sofía la exposición 'Minimalismos: un signo de los tiempos'.

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