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Columna
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La abuela

Rosa Montero

Éramos pocos y parió la abuela. Hete aquí que, como si no nos bastara con la que está cayendo con el integrismo religioso islámico, nosotros también nos esforzamos en involucionar y en retornar a la burricie represiva. Occidente ha pasado largos siglos luchando y muriendo para conseguir el triunfo de la razón, y miles de cuerpos se han achicharrado agónicamente en las hogueras inquisitoriales hasta lograr la construcción de una sociedad laica y tolerante. Pero esa dura conquista, tan ensangrentada y tan hermosa, ese tesoro cultural que es patrimonio de todos, es ahora puesto en peligro tontamente a la primera de cambio.

Hablo, por ejemplo, del famoso cómico Leo Bassi, que ha actuado en Toledo con una obra considerada irrespetuosa con nuestra religión. Como contó en EL PAÍS Rosana Torres, el arzobispo de la ciudad, sin haber visto el espectáculo, dijo en su homilía que era "blasfemo". El Ayuntamiento de Toledo, del PP, retiró la subvención al festival T+T por programar la obra. Y la Junta de Castilla y La Mancha, del PSOE, se mostró de acuerdo y negó su apoyo a Bassi. Un portavoz de la Junta, que tampoco había visto la función, declaró: "Se trata de una obra que ha generado polémica u ofensa, y tomamos la misma postura que Llamazares y Zapatero con las viñetas de Mahoma". Ahí le duele, en efecto. Ésta es la abuela parturienta, lo que hace que derechas e izquierdas compartan la misma intransigencia, un reaccionarismo paleto que parece sacado de los tiempos de Franco. Nuestros políticos deberían leer el espléndido libro Yo acuso, de la somalí Ayaan Hirsi Ali, para saber un poco de qué mimbres está hecho el enfrentamiento con el Islam. O deberían escuchar a la psiquiatra Wafa Sultán, de origen libanés pero residente en Estados Unidos, que ha tenido el inmenso valor de declarar en la televisión Al Yazira que la tensión actual no es un conflicto entre civilizaciones, sino entre lo civilizado y lo primitivo. Si nuestros políticos no tienen eso claro (y tanto el caso Bassi como el de las viñetas demuestran que están hechos un lío), no harán más que claudicar y rendirse, desmontar nuestro sistema de derechos, perder lastimosa y neciamente esta guerra sorda por la libertad.

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