El PSE traslada a Otegi que quiere que sea interlocutor pese a su futuro judicial
El presidente de los socialistas vascos asegura que "su papel sigue siendo fundamental"
Dirigentes del Partido Socialista de Euskadi (PSE), como su presidente, Jesús Eguiguren, han transmitido al líder de Batasuna, Arnaldo Otegi, su interés en que sea el interlocutor político de la izquierda abertzale en el proceso de paz en Euskadi que los socialistas vascos confían que se inicie próximamente con una declaración de alto el fuego de ETA. Otegi, enfermo de neumonía en su domicilio de Elgoibar (Guipúzcoa), ha sido llamado a declarar el próximo viernes en la Audiencia Nacional por el juez Fernando Grande-Marlaska y es posible que ingrese en prisión.
Dirigentes socialistas vascos, como Eguiguren, aseguran que no pretenden interferir en las decisiones judiciales, que "acatan", pero creen que debe conocerse que Otegi es el líder de Batasuna que "viene trabajando desde hace años por introducir a la izquierda abertzale en las vías políticas y sacarla del mundo de la violencia" y están convencidos, asimismo, de que "su papel sigue siendo fundamental en la etapa que se avecina", la de apertura de un proceso de paz en el País Vasco.
Otegi, que tiene varias causas pendientes en la Audiencia Nacional, a la que han añadido los incidentes derivados de su participación en la convocatoria de la huelga general en Euskadi del pasado 9 de marzo en protesta por la muerte de dos presos etarras, podría ingresar en la cárcel el próximo viernes. Los socialistas vascos criticaron la decisión de Otegi, pero algunas fuentes señalan que "se puso al frente de aquel disparate [la huelga] para no perder su liderazgo en una izquierda abertzale, en la que existen dudas sobre las expectativas del proceso de paz".
Estrategia distinta
Otegi, según las fuentes socialistas, ha sido el interlocutor del PSE y de los demás partidos vascos en los últimos cuatro años, tras al fracaso del Pacto de Estella-Lizarra en que el propio líder de Batasuna se embarcó con los representantes de los partidos nacionalistas para dar cobertura a la tregua de ETA de 1998, saldada con otro fracaso en noviembre de 1999. El PSOE ha negado en los últimos meses que estuviera negociando en secreto con Batasuna.
Otegi ha propiciado, tras el análisis de las fracasadas experiencias anteriores realizado con Eguiguren y otros dirigentes de los partidos vascos, un clima y una distinta estrategia, dentro de la izquierda abertzale, para que pueda abrirse un nuevo proceso de paz, según señalan fuentes socialistas vascas.
También se le atribuye un papel importante para convencer a la dirección de ETA de que es posible una salida dialogada al terrorismo, una vez anunciado el cese de la violencia. "Aunque es verdad que el encarcelamiento de Otegi no impedirá el proceso de paz, políticamente no es bueno que quede apartado por su encarcelamiento", señalan fuentes socialistas.
Las mismas fuentes creen que Otegi no tiene una sustitución fácil en Batasuna porque es él, personalmente, quien ha llevado el peso de las conversaciones con los partidos y quien maneja las claves del futuro proceso, como la separación del diálogo entre el Gobierno y ETA de la configuración de una mesa de partidos. Dentro de la izquierda abertzale hay otros dirigentes con peso como el secretario general del sindicato LAB, Rafael Díez Usabiaga, pero no maneja las claves políticas de Otegi ni tampoco tiene su liderazgo político en las bases, según señalan fuentes del PSE.
Fue Otegi quien protagonizó la Asamblea del Velódromo de Anoeta, en San Sebastián, de noviembre de 2004, en la que, por vez primera, un líder de Batasuna abogaba ante las bases de la izquierda abertzale por las vías políticas para "superar el conflicto vasco" y logró que ETA renunciara a la representación política en favor de la organización que éste representa.
Asimismo, Otegi fue, por vez primera en el mundo de la izquierda abertzale, quien reconocía la pluralidad vasca y la necesidad de dar juego a nacionalistas y no nacionalistas, como hizo en la carta, publicada el 14 de enero, que envió al presidente del Gobierno. En dicha carta defendía la necesidad de "acordar las reglas" que "hagan posible un nuevo escenario donde todos los proyectos políticos tengan cabida".
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