Relax en Bilbao a buen precio
HUSA JARDINES DE ALBIA, un hotel con 'spa' en el centro de la ciudad
Ya tiene mérito sobrevivir como hotel en Bilbao cuando la regeneración urbanística de la ría ha dado vida últimamente a tanta arquitectura de firma y tanto diseño de autor. Muy lejos de la espectacularidad del Silken Gran Domine (con interiorismo de Javier Mariscal), el MiróHotel (obra del modista Toni Miró), el Sheraton Bilbao (un rascacielos hi-tech de Ricardo Legorreta) y las bocinas acristaladas del metro concebido por Norman Foster, este establecimiento de la cadena Husa apenas se beneficiaría del efecto Guggenheim si no fuera gracias a sus bajos precios y al filón de ofertas que promueve en torno a sus instalaciones termales. Baño turco, ducha jet bitérmica, pediluvio, algoterapia, masoterapia, drenaje linfático, peeling... Una hora y media de cura, musculación en el gimnasio, alquiler de bicicleta, desayuno y habitación para dos personas, por sólo 102 euros.
HUSA JARDINES DE ALBIA
Categoría: 4 estrellas. San Vicente, 6. Bilbao. Teléfono 944 35 41 40. Fax: 944 35 41 42. 'Web': www.husa.es. Instalaciones: garaje, salas de convenciones (170 personas), zona 'wi-fi', gimnasio, centro de salud y belleza, bar, comedor, Habitaciones: 30 individuales, 100 dobles, 6 dobles especiales, 2 júnior 'suites'; todas con baño, calefacción, aire acondicionado, teléfono, radio, TV satélite, minibar, secador. Hotel para no fumadores. Servicios: algunas habitaciones adaptadas para discapacitados, no admite animales. Precios: desde 75 euros + 7% IVA, desayuno incluido; oferta Bilbao cultural, con dos entradas al Museo Guggenheim, 95 euros + 7% IVA; oferta en habitación doble para dos personas con desayuno, dos circuitos 'spa' y dos cenas, 175 euros + 7% IVA. Tarjetas de crédito: American Express, Diners Club, MasterCard, Visa.
Arquitectura ... 5
Decoración ... 5
Estado de conservación ... 6
Confortabilidad habitaciones ... 6
Aseos ... 5
Ambiente ... 5
Desayuno ... 4
Atención ... 6
Tranquilidad ... 6
Instalaciones ... 7
El truco consiste en sacrificar todos los demás ingredientes de un buen hotel. Su emplazamiento junto a los jardines que le dan nombre obliga a salvar un vericueto de calles de difícil tránsito, aunque lo más intrincado es su acceso en varios niveles: uno desde la plazoleta de San Vicente, otro a través de una escalinata demasiado empinada para ir con las maletas a cuestas y el tercero, más cómodo, desde el garaje. Pero la dificultad no acaba aquí. La recepción se sitúa en la planta número 3, mientras que el restaurante, la cafetería y el spa aparecen dos pisos más abajo, junto a algunas habitaciones no precisamente agraciadas por sus vistas. Las demás ocupan los tres planos superiores del edificio, accesibles mediante un ascensor escamoteado detrás de la recepción.
Si algo cabe destacar de estas estancias es su funcionalismo a ultranza. Nada por aquí, nada por allá. Muebles de contrachapado, luminarias sencillas y tan escasas que hacen imposible la lectura, cortinones estampados a cuadros y colchas a juego... Una ambientación fría y en penumbra digerible sólo durante las horas de sueño.
Poco debe esperarse igualmente del desayuno, resuelto desde primera hora con el bufé característico de los hoteles de mediana categoría. Mejores perspectivas ofrece el restaurante Zuria, exigido por la tradición culinaria vasca y dispuesto a demostrar al foráneo cómo se come hoy en Bilbao. Con tales ofertas, será por dinero...
ALREDEDORES
UNO de los atractivos mayores de Bilbao es, sin duda, la escultura arquitectónica en titanio del Museo Guggenheim, que simboliza la regeneración urbanística de la ría y alienta el nuevo proyecto constructivo de Abandoibarra, junto a las pasarelas peatonales diseñadas por Fernández Ordóñez y Santiago Calatrava. Un paseo a pie descubre hitos monumentales como el Ayuntamiento, el teatro Arriaga, la plaza Nueva, la catedral de Santiago, las iglesias de San Antón y San Nicolás, el ascensor al barrio de Begoña y el mercado de la Ribera, en la zona de las Siete Calles. Por la margen izquierda del Nervión aparecen el nuevo Palacio de Congresos Euskalduna, el museo marítimo Ría de Bilbao y, carretera adelante, las localidades ribereñas de Santurtzi (el Santurce de la canción), Portugalete, Sestao y Barakaldo. En la margen derecha, las poblaciones de Algorta, Neguri y Las Arenas. Entre medias, el famoso puente colgante, que une Portugalete y Getxo.
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