A vueltas con la muerte
Proviene de una cinematografía, la eslovena, que, salvo error u omisión, jamás ha visto estrenar una película suya en nuestras carteleras. Y sin embargo, Defosaenfosa, curioso título para contar las vicisitudes de un enterrador un tanto peculiar, deja trascender un cierto aire de familia, las formas de un cine que cabalga con decisión sobre claves genéricas de comedia negra, por un lado, y de sórdido, terrible drama, por el otro. Un aire de familia que lo emparenta con otros insignes antecedentes, entre ellos el cine de Emir Kusturica; pero que en realidad a algún espectador con una memoria más antigua le sonará a cierto cine irrepetible que se produjo en la Checoslovaquia de los sesenta, con su aire surreal, los quiebros impensados de su narración y un aire entre espantado e inocente que impregnaba sus imágenes.
DEFOSAENFOSA
Dirección: Jan Cvitkovic. Intérpretes: Gregor Bakovic, Drago Milinovic, Sonja Savic, Mojca Fatur, Domen Remskar, Brane Grubar, Natasa Matjasec. Género: comedia dramática. Eslovenia, 2005. Duración: 93 minutos.
De todo eso hay en la historia de Pero (Gregor Bakovic), un sepulturero que lee odas funerarias a sus vecinos difuntos en las que desliza, filósofo de vecindario, al fin y al cabo, su propia visión de la vida. Una existencia, por lo demás, recorrida por los escalofríos de lo siniestro (un padre suicida potencial, una hermana que apenas se comunica con nadie, una novia atormentada por un turbio progenitor, un vecino con extrañas costumbres natatorias), ante la que Pero reacciona con estoicismo: su punto de vista sobre el mundo parecerá caprichoso y a menudo incomprensible, pero la buena disposición que le pone a los malos tiempos hacen de él un personaje punto menos que entrañable.
Hay en el filme una clara estrategia orientada a mostrar de qué forma tan sutil, y tan terrible, se abre paso el horror en medio de la placidez de una vida que transcurre de alguna manera en las cercanías de la muerte. Pero anida también en la narración un gusto por el detalle alegre, por la peripecia jocosa que, al menos en buena parte de su desarrollo, parece volcar las cosas del lado de la comedia costumbrista: fiestas alocadas, bromas impensadas, accidentes jocosos. Y como si se tratara de recordar que el azar cruel es la otra cara de la despreocupada bonanza, el filme se enfila hacia un tercio final abrupto, en el que el horror deja literalmente helado a su espectador, impensada pirueta que su director, Jan Cvitkovic, conduce con mano segura. Es una película extraña, personal y como no se suelen hacer en nuestro entorno; pero es también un excelente ejercicio de narración sin ataduras, una recomendación para amantes del cine no adocenado y de las historias "como la vida misma".
Babelia
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.