'El código Da Vinci', en el banquillo
Dos escritores acusan de plagio al autor del célebre 'best seller'
La crítica más purista lo ha destrozado pero los lectores lo han aclamado y lo han convertido en el mayor éxito de ventas de la literatura mundial de los últimos años. Ha vendido más de 36 millones de ejemplares en 44 lenguas y le ha dado a su autor, el estadounidense Dan Brown, de 41 años, unos ingresos estimados en torno a los 300 millones de euros. Se ha ganado el apelativo de el Harry Potter para adultos. Y ayer, en lo que lo mismo puede ser una fabulosa operación de propaganda como la caída libre y el descrédito para su autor, El código Da Vinci llegó a los tribunales.
La sala 61 del Tribunal Superior de Londres, apenas a unos cientos de metros de la iglesia de los Templarios retratada en el libro, acogió ayer la primera vista de un litigio que durará un par de semanas y que enfrenta, por un lado, a dos autores apenas conocidos, Richard Leigh y Michael Baigent, y por el otro a Dan Brown y la editorial Random House, del grupo Bertelsmann. Leigh y Baigent sostienen que Brown se ha inspirado en su libro The holy blood and the holy Grial -publicado en 1983 y editado en España con el título El enigma sagrado- para escribir El código Da Vinci, publicado 20 años después. No se trata de que haya copiado párrafos enteros como un vulgar plagio, sino de que se ha apropiado de ideas y temas, de lo que definen como "la arquitectura misma del libro".
Leigh y Baigent sostienen que Brown se ha apropiado de la 'arquitectura' de una de sus obras
El libro de Leigh y Baigent sostiene que Jesucristo se casó con María Magdalena, con la que tuvo un hijo; que no murió en la cruz y que su hijo acabó viviendo en Francia, donde entroncó con los reyes franceses; que el linaje se ha prolongado hasta nuestros días y que hay una sociedad secreta en Francia cuyo objetivo es restaurar ese linaje y el trono en Francia y en otros países europeos.
El libro de Brown utiliza algunas de estas ideas y en esa narración Jesús tiene también un hijo con María Magdalena, aunque Brown dejó ayer claro su rechazo a la idea de que Cristo no murió en la cruz: "Sugerir que Jesús se casó es una cosa pero cuestionar la resurrección socava el fundamento de la creencia cristiana", dijo Brown, que se describió como un cristiano comprometido.
No hay duda de que el autor de El código Da Vinci leyó la obra que ahora dicen que ha expoliado, no sólo por las coincidencias argumentales sino porque se refiere a ellas en la novela e incluso uno de sus personajes principales lleva el nombre de sir Leigh Teabing, un obvio anagrama de los apellidos de los denunciantes, Leigh y Baigent. De la denuncia se ha descolgado el tercer autor de The holy blood and the holy Grial, Henry Lincoln, aunque no está claro si su ausencia se debe a razones de salud o a que no está de acuerdo con ir a los tribunales.
Se da la circunstancia de que Random House, denunciada por los historiadores, es la editora de ambas obras. Su abogado negó ayer las acusaciones contra Brown al sostener que, aunque hay referencias al libro de Leigh y Baigent, esa obra "no ha tenido para Brown la importancia que los denunciantes dicen".
El caso puede acabar afectando al estreno de la versión cinematográfica del best seller, previsto para el 19 de mayo. La película, dirigida por Ron Howard, está interpretada por Tom Hanks, Audrey Tatou y sir Ian McKellan. No es la primera vez que El código Da Vinci visita los tribunales. En agosto pasado, un juez de Nueva York desestimó la demanda presentada por otro autor, Lewis Purdue. Purdue reclamaba 150 millones de dólares y el bloqueo de la distribución de la película alegando que Brown había violado los derechos de autor de dos obras suyas.
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