"Quédate y mete un gol"
Cate, segundo de Rijkaard, convenció a Eto'o de que siguiera jugando como réplica a la grada
"¡Uh, uh, uh!".
Faltaba media hora para que acabara el Zaragoza-Barça y Eto'o fue a botar un córner, en el fondo norte. Y desde esa zona de la grada retumbó el aberrante grito que intenta imitar a un mono. El mismo que Eto'o oyó en noviembre en Getafe y también hace un año en La Romareda, donde algunos le lanzaron además, para que no hubiera ninguna duda, cáscaras de cacahuetes. Eto'o marcó entonces el 1-3 (el partido acabó 1-4) y lo celebró, junto a sus compañeros, en respuesta al público, imitando los saltos de un simio. Casi es un tema recurrente: en enero pasado, Eto'o escupió a un jugador del Athletic y Javier Clemente, afirmó: "Escupen los que bajan de los árboles". Muchos interpretaron que estaba asociando al camerunés a un mono pero el técnico lo negó.
Y el sábado, otra vez aquél ¡uh! ¡uh! ¡uh! Algún objeto cayó de la grada y el árbitro se fue corriendo hacia el delegado de campo. No se entendió mucho desde la tribuna qué sucedía, porque los gritos desde allí llegaban confundidos. Pero desde el césped no hubo posibilidad de error. El club lanzó avisos desde la megafonía para que no se arrojara nada al césped y cesaran los insultos. Pero arreciaron y entonces Eto'o decidió marcharse. "Me voy, me voy. No aguanto más. No aguanto más", le espetó a Álvaro, brasileño negro del Zaragoza, antes de dirigirse a los vestuarios. "Espera, vamos a darles otra oportunidad", quiso convencerle el colegiado. No lo logró. Hecho una furia, Eto'o se fue con paso decidido al vestuario y entonces sus compañeros le rodearon. "Si tú te vas, yo, también", le dijo Ronaldinho. No fue el único. Carlos Naval, delegado del Barça, asegura que varios azulgrana le hubieran seguido. "Le dijimos que pasara de todo, que la gente hace lo que quiere", señaló ayer Puyol, en la página web del club azulgrana, "aunque no lo compartamos y que él tenía que seguir jugando".
Para entonces, La Romareda estaba encendida. El juego estaba interrumpido y la grada salpicada de pañuelos blan1cos. El técnico, Frank Rijkaard, y su ayudante Ten Cate, con el permiso del colegiado, entraron en el campo. "Quédate y mete un gol", le dijo Cate a Eto'o. "Sólo podemos luchar contra ésto, ganando. Tenemos que ser más listos que ellos. Si lo que les jode es que les ganemos, hagámoslo". La frase fue definitiva y la reacción del Barça, fulminante. En dos minutos, Edmilson tiró un balón a la escuadra que Celades despejó con la mano. Ronaldinho transformó el penalti. Y dos minutos después, Eto'o trenzó un contragolpe, ante los insultos, ahora ya generalizados, del estadio y dio a Larsson la asistencia del 0-2.
"Eto'o es una persona muy impulsiva y tiene sus principios. Lo que tenemos que hacer en estos casos es ayudarle y apoyarle", le respaldó Víctor Valdés. "Fue insultado y es normal que se enfadara de esa forma. Ha sido una ofensa importante de parte de la gente", agregó Márquez. "No es la primera vez que pasa ésto y se tiene que acabar", dijo Puyol. Habló del incidente casi todo el mundo menos Eto'o. Con los cascos puestos para aislarse de los improperios racistas, abandonó La Romareda sin hablar y tampoco quiso hacerlo en Son Moix, donde presenció el Mallorca-Madrid y donde recibió la solidaridad de su antigua afición. Sus amigos cuentan que está muy afectado, especialmente porque, además, tiene una amiga cuyo hijo negro está sufriendo mobbing en el colegio por el color de su piel. El Barça considera que los hechos caen por su propio peso y espera que la Federación actúe de oficio al estar recogidos en el acta arbitral. "El fútbol se está convirtiendo en un espectáculo no apto para niños. Yo no llevaría al mío a un estadio", dijo un directivo azulgrana presente en el palco y que aseguró que, desde la tribuna, también se insultó ("¡Siéntate negro!" "¡Asqueroso!") a Rijkaard.
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