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Reportaje:CRÓNICA EN VERDE

Ciudades con boina

Las partículas en suspensión protagonizan el deterioro de la atmósfera urbana

Hasta que no comenzó a medirse, de forma precisa y sistemática, la presencia de determinados contaminantes en la atmósfera se tenía el convencimiento de que la calidad del aire en las ciudades andaluzas, exceptuando Huelva y Algeciras, era más que aceptable. Cuando la red de vigilancia se extendió, hasta alcanzar las cerca de 100 estaciones automáticas de medición que hoy se reparten por la comunidad, y los datos que ofrecía comenzaron a relacionarse con las cada vez más estrictas disposiciones de la Unión Europea, el panorama comenzó a cambiar.

Hoy, de acuerdo a información que se recopila en tiempo real y a las cautelas que imponen las autoridades de Bruselas, las grandes ciudades andaluzas sufren los mismos problemas de contaminación atmosférica que otras muchas urbes del continente, e incluso se manifiestan situaciones particularmente graves, como la de Bailén (Jaén), donde son evidentes los efectos de las emisiones procedentes de más de 150 industrias cerámicas.

El caso de este municipio, de 19.000 habitantes, concentra estos días la preocupación de las administraciones, por más que ésta no sea una situación nueva ni imprevista. Ya en mayo de 2005 la Consejería de Medio Ambiente redactó un plan de mejora de la calidad del aire en Bailén, documento que aportaba algunas cifras ciertamente llamativas. Las partículas en suspensión, que es el contaminante que mayores problemas genera en este enclave, suman a lo largo del año más de 1.500 toneladas (alrededor de 79 kilos por habitante), sin tener en cuenta aquellas que proceden de fuentes naturales, como las que aportan los vientos de origen sahariano. Asimismo, el dióxido de azufre que todos los años va a parar a la atmósfera de este municipio rebasa las 4.000 toneladas (210 kilos por habitante).

Así las cosas, no es de extrañar que en 2005 la presencia de partículas en suspensión rebasara el "valor límite diario para la protección de la salud humana" en 256 jornadas o, dicho de otra manera, los bailenenses sólo disfrutaron de 109 días, a lo largo del año, en los que respirar no entrañara riesgos para la salud. El dióxido de azufre, por el contrario, apenas planteó este tipo de situaciones extremas, ya que el limite fijado para la protección de la salud sólo se rebasó un día y en lo que se refería a la media registrada en una hora determinada.

Las partículas en suspensión se emiten en algunos procesos industriales, en la combustión de vehículos a motor o sistemas de calefacción, en la extracción y transporte de minerales, y también aparecen, de forma natural, en los vientos que las arrastran desde zonas desérticas. Capaces de permanecer durante largos periodos de tiempo en el aire, sin llegar a depositarse en el suelo, aquellas cuyo tamaño es inferior a las 10 micras pueden introducirse en los alvéolos pulmonares y llegar, incluso, al torrente sanguíneo, por lo que, desde el punto de vista sanitario, se les considera peligrosas. Al margen de su incidencia en las enfermedades respiratorias, existen cada vez más estudios que las relacionan con dolencias de tipo cardiovascular. Los especialistas consideran que en los países del sur de Europa el riesgo es mayor puesto que el clima favorece una mayor exposición a estos elementos nocivos. A diferencia de lo que ocurre en países más fríos, los ciudadanos pasan mucho tiempo en la calle y en las viviendas suelen tenerse las ventanas abiertas.

Las partículas en suspensión es uno de los contaminantes que mayor protagonismo ha alcanzado en lo que se refiere al deterioro de la calidad del aire en las ciudades andaluzas. Situaciones parecidas a la de Bailén, aunque no se alcancen los índices extremos de este municipio, se anotan en otras ciudades de la región. Por ejemplo, son nueve los enclaves de la región donde, a lo largo de 2005, fueron más de 100 los días en que este contaminante rebasó el citado valor límite, y, además, están repartidos por toda la región, exceptuando la provincia de Almería.

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Al margen de aquellas fuentes de emisión en las que es posible actuar, Andalucía está sometida a periódicas intrusiones de masas de aire procedentes del Sáhara, sobre las que no es posible establecer ninguna medida de control. En estos casos, las partículas están compuestas por diferentes minerales (calcita, óxido férrico, cuarzo y arcillas), de tal manera que pueden ser identificadas con facilidad. Además, se han realizado diferentes análisis comparativos, utilizando estaciones de medición alejadas de zonas industriales, de forma que ha podido constatarse la influencia de estos vientos en el aumento de este contaminante.

sandoval@arrakis.es

Todos los culpables

Aunque para los profanos pueda resultar un tanto engorroso navegar entre centenares de páginas plagadas de información estadística, cualquier ciudadano curioso puede conocer, consultando la web de la Consejería de Medio Ambiente, los índices de contaminación atmosférica que, a diario, registran las estaciones de medición repartidas por la comunidad.Toda esta información está disponible tecleando www.juntadeandalucia.es/medioambiente/site/web/, dirección que conduce a la página principal de la web de la Consejería de Medio Ambiente. Una vez en la portada, hay que pinchar en el icono que, situado en la parte derecha, se titula "Medio Ambiente al día".

Toda esta información muestra cómo las partículas en suspensión son únicamente el elemento más llamativo, por los elevados índices que registra, de una amplia nómina de sustancias implicadas en el deterioro del aire que respiramos.

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