Extremo ocasional, delantero total
Leo Messi, capaz de barrer todo el frente de ataque, juega en la banda derecha porque no había otro sitio vacante en el equipo del Barça
Antes de que Sylvinho cuidara de Leo Messi en el plantel profesional del Barça, como explicó Rijkaard que hacía el brasileño con el argentino, ya hubo quien se ocupó de la pulga en el fútbol formativo azulgrana. Desde su llegada al Barcelona, a los 13 años, cuantos le conocieron tuvieron la sensación de que Messi tenía madera de héroe como futbolista y había que tratarle con esmero. "Sabíamos que era diferente a todos los demás, por menudo, por su origen, por tímido y por su talento", recuerda Albert Benaiges, primer entrenador de Messi. Al igual que los demás técnicos, Benaiges le moldeó hasta dejarle en manos de Rijkaard procurando que sus compañeros no advirtieran un trato especial hacia el argentino. "Lo hubo, claro, pero nunca nos importó", matiza Cesc; "y era lógico porque era el mejor, el más pequeño, el más tímido, el más frágil".
Messi creció y triunfó como un jugador especial. En las cuatro temporadas que jugó en el fútbol base, perdió un partido de Liga, en Girona, contra el Santes Creus y jugó prácticamente en cinco posiciones diferentes. Durante unos pocos meses, en el Juvenil B, bajo la dirección de Guillermo Hoyos, descubrió un dibujo 4-2-3-1. "Le usaba en la línea de tres, en el centro, como media punta, situado a la espalda del delantero, con absoluta libertad. Pero a veces, si quería, caía a los lados" rememora su entrenador en aquellos días. Antes y después de aquella temporada 2003-04, se empleó el 4-3-3, con rombo en el medio campo. "No había quien le parara", recuerdan casi todos sus ex compañeros, que le vieron jugar en todas las posiciones de la delantera y por detrás del ariete. Ocurría, sin embargo, que el trofeo de máximo goleador de cuantos torneos jugaba aquel equipo solía ser para su buen amigo Victor Vázquez, que ahora alterna el equipo B con el C. Y Messi era generoso hasta cierto punto. Un día, cuando Vázquez llevaba marcados tres goles, Leo dejó de pasarle la pelota. "¿Qué haces?", le preguntó el capitán. "Él lleva tres y yo ninguno. Ahora me toca a mí. Metió dos y la volvió a pasar", recordaba ayer un ex compañero.
En el ejercicio 2003-04, Messi empezó en el juvenil A y terminó en el B después de disputar algunos partidos amistosos en el A. Nunca le importó bajar de categoría para echar una mano ni cambiar de puesto en el campo. Hasta llegar al primer equipo, donde le ha quitado el puesto a Giuly como extremo derecha. "No teníamos otro sitio: en la izquierda está Ronaldinho y en el centro Eto'o, y su calidad reclamaba que entrara en el equipo" reconoce Eusebio Sacristán, ayudante de Rijkaard, que agradece la obediencia de Messi porque barre el frente de ataque y justifica su posición por dos aspectos: "Messi ve a Ronaldinho pegado a la izquierda y el ejemplo del brasileño le hace permaneder pegado a la derecha. Sabe que interviene menos que por el centro, pero que cuando lo hace resulta determinante; casi siempre encara el uno contra uno". El cuerpo técnico sabe que puede jugar en cualquier posición del ataque -"de hecho le hemos utilizado por la izquierda y de 9", recuerdan- y no descarta utilizarlo para otras funciones. "Los mejores siempre llegan muy prontro", asegura Ten Cate, ayudante del entrenador. Tenemos que cuidarle dentro y fuera del campo". Y el propio Rijkaard concluye: "Messi no nos deja de sorprender".
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