Madrid se llena de exposiciones digitales tras la feria de ARCO
Electromagnetismo, interactividad y arte 'posmedia' son objeto de cuatro exposiciones en el centro cultural Conde Duque
El científico norteamericano de origen serbio Nikola Tesla (1856-1943) preconizó las comunicaciones inalámbricas, el desarrollo de la robótica y las posibilidades de la telepresencia a través de una serie de investigaciones basadas en los campos eléctricos y magnéticos. Sus descubrimientos sirven de punto de partida para las obras reunidas en la exposición Resonancias. Cuerpos electromagnéticos, centrada en la investigación de los fenómenos electromagnéticos y su impacto sobre los elementos orgánicos. Como el excéntrico y soñador Tesla, estos artistas exploran la frágil frontera entre la ciencia y la ficción, y consideran su propio cuerpo un canal de flujos extraños que guían la percepción y la acción. Es el caso de Marie-Jeanne Musiol, que fotografía el espectro electromagnético de las plantas tras bombardearlas con energía, y de Catherine Richards, que invita el público a envolverse en un tejido de cobre y tafetán para aislarse de toda influencia magnética.
La exhibición es una de las cuatro propuestas que, junto a talleres y conferencias, conforman Cultura Digital, un ambicioso programa del Medialab Madrid, dirigido por Karin Ohlenschläger y Luis Rico, que se presenta en el centro cultural Conde Duque hasta mediados de abril.
En otro ámbito de la relación entre el cuerpo humano y los flujos de energía, Concha Jerez y José Iges presentan Persona. Rastros, apariencias, una instalación que se activa al paso del espectador, que pone en marcha un conjunto de procesos audiovisuales.
Austria, país invitado en la feria de arte contemporáneo Arco, protagoniza la tercera exposición, La condición postmedia, que ofrece una amplia panorámica de la escena del new media art en este país. "La condición posmedia se define en dos fases. En la primera se persiguió la igualdad de las artes, para que los nuevos medios disfrutaran del mismo reconocimiento que los medios tradicionales. En la segunda, el objetivo es mezclar los ámbitos específicos de los medios con las innovaciones tecnológicas digitales. La exhibición ilustra estos dos momentos", explican las comisarias Elisabeth Fiedler y Christa Steinle, que proponen una extraordinaria selección de obras realizada desde mediados de los años noventa hasta la actualidad.
La propuesta que más representa la variedad de expresiones artísticas vinculadas a la experimentación con las nuevas tecnologías es Digital transit, que reúne algunos de los proyectos más relevantes de la historia del arte digital. Los lenguajes interactivos en que se basan la mayoría de las obras convierten la exposición en una experiencia especialmente dinámica e intensa.
El visitante puede bloquear con su cuerpo una lluvia de letras hasta formar una poesía (Text rain, de Romy Achituv y Camille Utterback) o crear su bicho a partir de palabras en el célebre entorno de vida artificial de Christa Sommerer y Laurent Mignonneau, Life spacies II.
También tiene la posibilidad de ver música a través de los softwares de visualización de artistas tan relevantes como Lia, Golan Levin y Dietmar Offenhuber. El recorrido, que empieza con un enorme mosaico fotográfico de Madrid generado por los sonidos del público, transita de la genética al urbanismo, de las comunidades digitales a los ecosistemas, de las redes informáticas al activismo.
Entre las piezas más espectaculares destacan un enorme retrato formado por bacterias genéticamente transformadas para simular una pantalla digital (GFPixel portrait), un reloj conectado con una cámara que convierte su entorno en la materialización del transcurrir del tiempo (Last clock) y dos imágenes en tres dimensiones de un mismo rostro, cuyos ojos siguen en tiempo real la posición del sol y la luna respectivamente, de modo que si el espectador mueve la pantalla giratoria, el rostro también se mueve (Watchful portraits).
MEDIALAB: www.medialabmadrid.org
Eduardo Kac y Ricardo Iglesias, premio Arco-Beep
La pierna donde el artista brasileño Eduardo Kac se implantó un microchip en 1997 no está en venta, pero la memoria de aquella histórica acción, pionera del bioarte, se ha convertido en la obra ganadora del primer premio de adquisición Arco-Beep, dotado con 8.000 euros.
La obra Time capsule ahora es una instalación formada por fotografías, dibujos, una radiografía, un vídeo y el dispositivo que sirvió para implantar el chip, pero cuando se lanzó el proyecto a través de Internet, se pudo realizar un escaneado telerrobótico interactivo del implante.
En la categoría Off-Arco ganó Independent robotic community, de Ricardo Iglesias y Gerald Kogler. La obra, que recibió 6.000 euros, explora las posibilidades de comunicación inteligente en una colonia de robots independientes de los seres humanos, aunque pueden interactuar con ellos tanto física como virtualmente en Internet. Con estas piezas, la cadena de tiendas Beep-Datalogic inicia su colección de arte digital.
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