Barbarie antisemita en París
Conmoción en Francia por la tortura y muerte de un joven judío
El pasado 21 de enero, Ilan Halimi, un joven judío de 23 años, se hallaba en su tienda de telefonía móvil del centro de París cuando entró en el establecimiento una atractiva mujer y le sedujo. Era un señuelo. Ilan la siguió ingenuamente y acabó secuestrado por la banda de los bárbaros, así bautizada por su jefe, Youssuf Fofana, de 25 años, un tipo extremadamente peligroso originario de Costa de Marfil. Tres semanas más tarde, el pasado día 13, Halimi fue hallado en la localidad de Sainte Geneviève- des-Bois, a las afueras de París. Atado, con una venda en los ojos, con quemaduras en el 80% del cuerpo y claros signos de haber sido salvajemente torturado, murió antes de llegar al hospital. La juez que lleva el caso considera que en el crimen hay el agravante de antisemitismo.
Una de las chicas que había servido de señuelo a la banda en otros intentos de secuestro, aunque no en el caso de Halimi, se presentó en comisaría, tras reconocerse en el retrato robot que publicó la prensa, y los denunció. La policía detuvo a 12 personas en la periferia parisina y a otra más en Bélgica. Pero Fofana y dos mujeres lograron escapar. Se sospecha que se encuentran en Costa de Marfil, porque su familia ha recibido un correo electrónico desde allí, y agentes franceses ya se han desplazado a la antigua colonia en busca del jefe de los bárbaros.
Ilan Halimi era judío y estaba ahorrando dinero para trasladarse a Israel. Fofana y la mayoría de los miembros de la banda son musulmanes. A lo largo de la semana pasada, la policía descartó varias veces el móvil antisemita, pero la familia insistía en que los secuestradores, que pedían un rescate de 450.000 euros, habían hecho referencias a su condición de judío, insistiendo incluso que pidieran el dinero "a las sinagogas". Finalmente, su madre, Ruth, contó la historia al diario Haaretz de Tel Aviv, que el lunes publicaba sus declaraciones. "Si mi hijo no hubiese sido judío, no habría sido asesinado", decía. "La policía esconde los motivos antisemitas porque teme reavivar la confrontación con los musulmanes", añadía.
Por la noche, el primer ministro Dominique de Villepin cenaba con los miembros del Consejo Representativo de las Instituciones Judías de Francia (CRIF), y, poco antes, el ministro de Justicia, Pascal Clément, reconocía que, en el interrogatorio, uno de los carceleros de Ilan había admitido que lo secuestraron "porque era judío y los judíos son ricos", y otro reconoció que por ese mismo motivo le quemaron con un cigarrillo. Villepin, que se las prometía muy felices porque tenía previsto anunciar a los miembros de CRIF que en 2005 se produjo un descenso de un 47% de las agresiones antisemitas en Francia, tuvo que tranquilizarles y prometer que se conocerá "toda la verdad" sobre el crimen.
Corinne Goetzmann, la magistrada de instrucción que lleva el caso, procesó y encarceló ayer a 7 de los 16 sospechosos detenidos. Los acusa de asociación de malhechores, barbarie, asesinato y "crimen cometido en razón de la pertenencia a una etnia, raza o religión". Ayer se supo también que en el apartamento donde estuvo encerrado y fue torturado el joven fueron encontrados documentos de contenido salafista y de una organización de apoyo a la causa palestina.
En la sesión parlamentaria de control al Gobierno, Nicolas Sarkozy, ministro del Interior, lo reconocía. "La verdad es que en los registros se descubrieron documentos de apoyo al Comité de Benevolencia y Socorro a los Palestinos (CBSP), así como proclamas de carácter salafista", admitió. El CBSP es considerado una organización terrorista por Israel, y EE UU le acusa de financiar a Hamás, pero no figura entre las organizaciones terroristas de la UE. Pero Sarkozy se negaba en redondo a establecer una causa antisemita en el crimen. "La amalgama sería particularmente odiosa para la memoria de Ilan", dijo. De los seis intentos de secuestro de la banda, cuatro de las víctimas eran de confesión judía.
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