Más registros, más huidas
Dos técnicos austriacos escapan mientras la policía intensifica su investigación
Los Juegos siguen por el filo de la navaja que mueve al escepticismo. El único optimista parece ser el presidente del COI, Jacques Rogge. Austria, implicada en el último gran escándalo de dopaje, está en el cuarteto de cabeza del medallero con su mejor actuación de siempre y peleando de tú a tú con las grandes potencias: Alemania, Estados Unidos y Rusia. A la espera de que se conozcan los resultados de los registros y los controles de orina del sábado a diez fondistas, su gran especialista de la combinada nórdica, Felix Gottwald, sumó ayer otro oro. Curiosamente, es fondista, como los sospechosos en la espiral de basura, y suele recuperar en el esquí lo que pierde previamente en los saltos de trampolín. Toda Austria es una paradoja. Gana medallas en la cumbre, pero sus miserias no parecen tener fin. La policía volvió a actuar. Registró las residencias del equipo y el apartamento que tenía alquilado en la montaña Walter Mayer, el técnico detonante del caso, procesado e internado en una clínica psiquiátrica de su país para evitar que intente suicidarse.
Gottwald se indignó al preguntársele sobre Mayer, que vive en su misma ciudad, Ramsau. "Tengo mi propio entrenador y me molesta que se mezcle todo", dijo. Pero la tensión es inevitable y ha aumentado porque parece haber ya más culpables que sospechosos. Emil Hoch, entrenador de los fondistas, y Roland Diethart, técnico personal de Christian Hoffmann -campeón olímpico de los 30 kilómetros en 2002- huyeron también. El presidente de la federación, Peter Schröcksnadel, admitió que Wolfgang Perner, uno de los dos expulsados oficialmente, había hecho "una cosa irregular". Fue el que lanzó la bolsa por la ventana de su habitación cuando llegaron los carabinieri y su dirigente calificó de "grave" el contenido. Pero, en la línea de tirar balones fuera, añadió: "Había jeringuillas, pero los deportistas pueden usarlas para inyectarse vitaminas ante un médico". Markus Glander, el entrenador, reconoció que podían estar haciendo algo prohibido. El equipo, sin ellos, fue ayer el último en el relevo de 4x7,5 kilómetros.
Porque también hay competición. En el patinaje de velocidad, el italiano Enrico Fabris, campeón europeo, impidió en los 1.500 metros el segundo triunfo del estadounidense Shani Davis. El primer oro olímpico de raza negra en los 1.000 cedió al final, justo al revés de su carrera victoriosa, aunque llevó ventaja hasta su kilómetro. Eso sí, superó otra vez a su compatriota blanco Chad Hedrick, ganador de los 5.000 y con quien no se puede ni ver porque le reprochó no participar en el relevo y el equipo no subió al podio. Hedrick perdió así su sueño de igualar los cinco oros de Eric Heiden en 1980. Mientras Joey Cheek, el otro estadounidense, que dona sus ganancias, felicitó a Davis y éste abrazó a Fabris, Hedrick se quedó sentado, rumiando su nueva frustración.
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