El IVAM exhibe 40 obras donadas por Barbarigo que reflejan su recorrido artístico

"La mitología, la libertad, la soledad, el vacío existencial y los reflejos del agua y la luz que rodean al ser humano" son, como explicó ayer la directora del IVAM, Consuelo Císcar, algunos aspectos que evocan las 40 obras donadas por la artista Ida Barbarigo (Venecia, 1925) que se podrán contemplar hasta el 16 de abril en el museo. La exposición ofrece "una significativa muestra" de la obra de esta pintora a la que el centro de arte moderno valenciano dedicó una retrospectiva integrada por 187 obras, entre óleos, gouaches y acuarelas, en noviembre de 2004.

La donación incluye obras como Sperienza Dinamica, de 1958, en la que se recogen sus impresiones del caos circulatorio y urbano de París, o Storia di Caino I, II y III (1968), una serie que muestra a estudiantes sentados en la terraza de un café parisino, en pleno movimiento estudiantil, con un efecto de pintura que se destiñe y diluye las formas y que se repite en varias de sus obras. "Quizás sea un reflejo de Venecia, que es una ciudad muy acuática", explicaba ayer la propia Barbarigo en la presentación de la muestra, "mientras la pintura florentina es sólida, la veneciana se ha caracterizado siempre por ser más dinámica e inestable, como la propia ciudad que se sostiene sobre un suelo arcilloso".

Junto a estos cuadros, se muestra una selección de 27 obras de la serie I terrestri (entre 2003 y 2005), que Císcar describió como "un icono de la pintura moderna" y un "referente" para entender su estilo basado en la tradición y la modernidad. Una "especie de caligrafía" del ser humano que "invoca al espíritu silente del presente" mayoritariamente integrada por figuras humanas con trazos burdos realizadas en óleo sobre lienzo o papel.

La directora del IVAM recordó que esta donación, junto con otras que se han recibido últimamente, aumenta el número de piezas donadas al museo, que ascienden a 885 obras valoradas en más de 25 millones de euros y que contribuyen a "fortalecer" la colección permanente. Císcar consideró "imprescindible" la donación de obras de arte para "acercar, conocer y asegurar su permanencia en el tiempo".