Competición en los fogones
La Casa de Campo acoge el décimo Campeonato de Cocina y el tercero de Tapas, Pinchos y Banderillas
Con los mismos elementos se puede llegar al cielo de 12 formas distintas. Ayer lo demostraron, o al menos lo intentaron, los seis participantes del X Campeonato de Cocina organizado por la Asociación Madrileña de Restauración. Para el plato de pescado, los cocineros estaban obligados a utilizar el mero y el centollo; para el de carne, el últimamente tan maltratado pollo.
Triunfó Jesús Almagro con un corte de mero blanco con mojo de pistacho verde y un roti (asado) de pollo "en homenaje a la barbacoa". Además de embolsarse 1.800 euros, Almagro se hizo con una plaza para el próximo campeonato nacional. Si también ahí le son favorables los fogones, representará a España en el célebre Bocuse d'Or, campeonato mundial que se celebrará en enero del próximo año.
Horas antes, unos jóvenes Alejandro Díaz y Sergio Nebreda habían ganado la tercera edición del campeonato de tapas, pinchos y banderillas, en el que participan únicamente estudiantes de alguna de las escuelas de hostelería de Madrid. El primer premio consistía en 400 euros y un diploma. Los responsables de su victoria: una "reinterpre-tación" de duelos y quebrantos -el plato tradicional manchego- y un chupito de lentejas. Díaz, de 23 años, se lamentaba porque esta última tapa le había quedado un poco salada por un problema durante su preparación. "Y menos mal que un profe se dio cuenta de que el agujero de salida de la olla estaba taponado, que si no sabe Dios cómo habría acabado esto", aseguraba en la Escuela Superior de Hostelería de la Casa de Campo, donde se celebró el certamen.
Pedro Olmedo, miembro del jurado, que también había ganado el campeonato de cocina del año 2000, confesaba que la competición se ve distinta desde el otro lado de la mesa. "Ahora no estoy nada nervioso; esto es como si quedara para comer con mis amigos". Olmedo aseguraba que el nivel de los participantes mejora todos los años y que los cocineros tienden cada vez más a la simplicidad y a buscar la calidad de las materias primas. "Dame 100 ingredientes y te haré un plato; dame lo más simple, una cebolla, una patata y un ajo, y te volveré loco", resumía.
El restaurador y miembro del jurado Alberto Chicote elogiaba la calidad de las tapas de los estudiantes, "aunque alguna estaba un poco anquilosada en el pasado", y auguraba a los chicos un futuro brillante en un sector en el que falta gente. "Aquí, hasta los malos encuentran trabajo", puntualizaba.
El jurado, compuesto por cocineros, críticos y restauradores, valoraba en las tapas el gusto -con un máximo de 20 puntos-, la originalidad y presentación, con 10 puntos cada criterio. El estudiante Carlos García celebraba el accésit que había logrado con su compañero Omar Sissed, mientras éste explicaba cómo habían elaborado la tapa galardonada: "Hemos hecho un milhojitas de cuscús con un aceite que es típico del sureste de Marruecos y bastante desconocido aquí. Es un homenaje a mi país".
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.