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Entrevista:EMMA TESEYDA MARTIN | Trabajadora social del Programa de Refugiados en Valencia

"Me gusta apoyar a gente que pasa un bache"

Miquel Alberola

Pregunta. ¿En qué consiste su trabajo?

Respuesta. Dentro del Programa de Refugiados me corresponde desde Cruz Roja en Valencia la acogida de esta gente nada más llegar. Soy la persona que los atiende, les informa, les asesora de derechos y obligaciones, la que los introduce un poquito en la cultura española, en el aprendizaje del idioma...

P. ¿Qué es un refugiado?

R. Toda persona que tiene que salir de su país porque tiene miedo a que le pueda ocurrir algo que atente contra su saluda por motivos religiosos o de pertenencia a un grupo político o cultural diferente. Es importante establecer la diferencia entre un extranjero que emigra o un extranjero que solicita asilo y que puede convertirse en refugiado.

P. ¿Cómo distingue unos de otros, dada la picaresca existente?

R. Mediante la entrevista. No sólo la que hacemos en Cruz Roja, sino la de las entidades que los remiten desde su país. Suele ocurrir muy pocas veces que un inmigrante trate de hacerse pasar por un refugiado, y por el contrario, por falta de información hay personas que reuniendo los requisitos, no solicitan asilo.

P. ¿A cuántos refugiados atiende en un año?

R. Alrededor de 380 personas pasaron por el programa en la provincia de Valencia.

P. ¿De qué países vienen?

R. Las que hemos atendido en Cruz Roja el año pasado suelen ser personas de Colombia, la gran mayoría, de Serbia y Montenegro, y de Guinea Ecuatorial. El caso de Serbia y Montenegro fue excepcional el año pasado. Lo normal es Colombia, Rusia y Guinea Ecuatorial.

P. ¿Qué necesidades plantean a su llegada?

R. Son muchas cosas. Desde tener un sitio donde dormir hasta apoyo psicológico, porque la gente viene con mucha ansiedad y mucha angustia. También necesitan una revisión médica y, sobre todo, ser escuchados. Lo agradecen y lo necesitan.

P. ¿Hay casos sangrantes?

R. Sí, pero aquí la confidencialidad es básica porque se trata de personas con un alto grado de vulnerabilidad. El nivel sociocultural es medio-alto. Pueden haber sido líderes de partidos políticos, jueces, abogados, activistas de derechos humanos...

P. ¿Tienen que trabajar en oficios que no son el suyo?

R. Efectivamente. Tienen que comer. Hasta que no transcurren seis meses desde que solicitan asilo no tienen derecho a trabajar legalmente. Eso, unido a la difícil homologación de sus titulaciones, más la demanda que existe en España de trabajo, más los prejuicios respecto a la contratación de extranjeros conlleva a que la gente realice actividades laborales que no guardan relación con su formación.

P. ¿Cuál es el perfil del refugiado?

R. Es un hombre solo de 18 a 35 años, que manifiesta estudios primarios y secundarios. También cada vez hay más mujeres que llegan solas. A menudo, son trabajadoras sociales que han estado luchando en sus países y tienen conflictos por ello.

P. ¿Por qué se metió en esto?

R. Por vocación. Me gusta apoyar a gente que pasa un bache.

P. ¿Qué atractivo tiene la gente que pasa un bache?

R. La satisfacción de obtener algo que para ti es pequeño pero que para otra persona supone un gran alivio. Y la alegría que produce en esa gente. No todos los días es así, pero cuando lo consigues, es un hito. Es un poco avanzar con ellos, ayudar a que se les reconozcan sus derechos y hacerles entender que tienen una serie de obligaciones.

EN DOS TRAZOS

Emma Teseyda Martin (Las Palmas de Gran Canaria, 1978) siempre sintió una gran atracción por las culturas y quería estudiar antropología. Se quedó por el camino, aunque no del todo porque se pasa el día atendiendo a gente que ha tenido que salir pitando de sus países por motivos políticos, religiosos o culturales para no poner en riesgo su vida. Detrás de su trabajo hay una realidad muy dura de la que al final del día sólo puede salir indemne valorando los aspectos positivos de lo que está haciendo: los logros y las reacciones de alegría de los afectados. Y sobre todo, sabiendo que sin ser una diosa hace lo que puede y lo da todo.

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Sobre la firma

Miquel Alberola
Forma parte de la redacción de EL PAÍS desde 1995, en la que, entre otros cometidos, ha sido corresponsal en el Congreso de los Diputados, el Senado y la Casa del Rey en los años de congestión institucional y moción de censura. Fue delegado del periódico en la Comunidad Valenciana y, antes, subdirector del semanario El Temps.

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