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La Guardia Civil reduce al hombre atrincherado 17 horas en Llíria

Un agente resultó herido por un disparo de escopeta que efectuó el perturbado

La Guardia Civil redujo ayer a un hombre que durante 17 horas se atrincheró en su casa de Llíria con dos escopetas de caza, con las que efectuó varios disparos e hirió a un agente, y mantuvo retenida a su madre, octogenaria. El hombre, de nombre Francisco, de 57 años y con las facultades mentales perturbadas, resultó herido en la mano y en una pierna en el asalto final de la Unidad Especial de Intervención, que usó una excavadora para derribar la puerta de la vivienda.

La tensión duró 17 horas en torno al número 55 de la calle San Antonio en Llíria. En la madrugada de ayer, tras ser reducido por los agentes, Francisco fue trasladado en una ambulancia al Hospital General de Valencia, donde será operado de una fractura abierta de tibia y peroné. La madre, que resultó ilesa, fue trasladada al Hospital Arnau de Vilanova para ser examinada debido a su avanzada edad y fue dada de alta unas horas después. El agente de la Guardia Civil herido, que fue alcanzado por un disparo efectuado por el hombre la pasada media noche, permanece ingresado en el hospital la Fe de Valencia y su pronóstico es reservado, aunque desde la Delegación del Gobierno se ha informado de que su vida no corre peligro. Tanto el delegado como el subdelegado del Gobierno, Antoni Bernabé y Luis Felipe Martínez, permanecieron durante toda la noche en Llíria coordinando la actuación de las fuerzas policiales.

El suceso comenzó alrededor de las 15.00 del viernes cuando el titular del juzgado número 1 de Instrucción de Llíria se personó en la vivienda con un médico forense tras una solicitud judicial de ingreso en un centro psiquiátrico. El hombre se resistió y mostró una actitud violenta, por lo que se dio aviso a la Guardia Civil, momento en que aprovechó para coger las escopetas y atrincherarse en el interior de la vivienda, reteniendo a su madre. Tras unos primeros momentos en los que no se logró convencerle para que depusiera su actitud, se requirió la intervención la Unidad Especial de Intervención de la Guardia Civil, que hizo un despliegue alrededor de la vivienda y estableció un perímetro de seguridad para que no se acercaran los vecinos y medios de comunicación. Tras unas horas en las que psicólogos, médicos y agentes trataron de convencerle, el hombre hizo unos primeros disparos alrededor de la medianoche, que hirieron en una pierna a un guardia civil.

En las horas siguientes, hubo nuevos disparos desde el interior de la casa, sin que produjeran daños personales. Momentos antes de las ocho de la mañana se puso en marcha el dispositivo final de asalto a la casa, con una excavadora que rompió la puerta de entrada y facilitó el acceso de los agentes. A continuación, se oyeron varios disparos y minutos después los efectivos de la guardia civil sacaron al hombre, que fue introducido en una ambulancia y llevado a un centro hospitalario. La madre fue liberada sana y salva, aunque, debido a su avanzada edad, fue trasladada a otro hospital para ser sometida a un reconocimiento general. Según fuentes de la Delegación del Gobierno, las dos escopetas de caza pertenecían a su padre, ya fallecido, y la licencia había sido tramitada hace años en Almería, donde residía entonces la familia. El hombre, que al parecer llevaba ocho años sin apenas salir a la calle desde que murió su padre, vivía son su madre en una vivienda de reducidas dimensiones, sin luz ni agua, en la que acumulaban restos de basuras y escombros. El alcalde de Llíria, Manuel Izquierdo, afirmó que la vida del hombre se empezó a "complicar" a raíz de la muerte de su padre, hace aproximadamente ocho años, pues, desde ese momento se recluyó en su casa y perdió el contacto con sus vecinos.

Algunos de estos vecinos comentaron que cuando falleció su padre, Francisco mantuvo el cadáver varios días en la casa. Además, aseguraron que Francisco y su madre recibieron, en varias ocasiones, la ayuda de ellos y de Cáritas, que les dejaban a la puerta de casa leña y alimentos, y también de los servicios sociales del Ayuntamiento, una ayuda que sistemáticamente rechazaban. En la fachada de la casa de enfrente, al menos una docena de impactos de perdigones evidenciaba ayer los numerosos disparos que Francisco efectuó durante la noche.

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