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Análisis:A LA PARRILLA
Análisis
Exposición didáctica de ideas, conjeturas o hipótesis, a partir de unos hechos de actualidad comprobados —no necesariamente del día— que se reflejan en el propio texto. Excluye los juicios de valor y se aproxima más al género de opinión, pero se diferencia de él en que no juzga ni pronostica, sino que sólo formula hipótesis, ofrece explicaciones argumentadas y pone en relación datos dispersos

Kafka sin loro

Vicente Molina Foix

Hace años, TVE sacaba el muñeco de un pájaro parlante para comentar las novedades de un programa de libros. Hemos progresado mucho desde entonces. En Estravagario (La 2), Javier Rioyo no acostumbra a incluir animales, pero tiene intermedios musicales, algo seguramente innecesario, sobre todo contando de sintonía con la estupenda canción meta-poética de Sabina. El mejor programa de libros que se ha hecho nunca, Apostrophes de Bernard Pivot, no necesitaba de amenidades. Y, por cierto, ahora es posible revisarlo en DVD en las excelentes ediciones subtituladas que está sacando Editrama; tras los legendarios A fondo (llenos de extras en este segundo rescate), acaban de publicar los apostrophes de Nabokov y Yourcenar, y se anuncia el de la Duras.

Volvamos a la actualidad, sin nostalgias. Me gusta ver cada semana Las noches blancas de Sánchez Dragó (Telemadrid) y Estravagario. Hablan ambos de libros y no pueden ser más distintos. El estilo dragó es hirsuto, feota la carátula del programa, los decorados le despreocupan, sigue usando atril como en la clerecía medieval, y no ha perdido la eterna juventud ni la coquetería: las gafas siempre caídas en el puente de la nariz, las sobrecamisas de vivos colores, el colgante esotérico. Sabe de lo que habla y habla muy bien, aunque el pasado martes diera más voz a los invitados, que recomendaban sus mejores libros de 2005 y no se mojaron lanzando los peores al agua de la "isla desierta".

Rioyo sabe también mucho de libros, y los arropa. Su escenario es elegante, las fotos tutelares muy bien elegidas, y él se dirige a sus invitados y a nosotros, los espectadores, con un cálido tono familiar. Este miércoles entrevistó a tres escritores "razonablemente jóvenes", eufemismo tranquilizador. Se habló de las llamadas "escuelas de letras", y uno de los tres, David Torres, citó a Kafka: "Para escribir, el filón es pasarse veinte años en una oficina". Claro que nuestro padre Kafka no conoció la televisión. Ni la promoción de libros siquiera.

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